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En un mundo donde la libertad y la calidad de la información son desafíos cruciales, medios de comunicación como Alternativas Económicas se erigen como faros de esperanza. Esta revista de periodismo económico independiente, editada por una cooperativa impulsada por los propios periodistas, se fundó en 2013. Mediante el modelo de economía social, Alternativas Económicas ofrece una opción de valor a la narrativa generada por los medios capitalistas convencionales.

En la entrevista que realizamos en Emprendimiento Colectivo a Pere Rusiñol, socio fundador de Alternativas Económicas, se explora la intersección entre la economía social y los medios de comunicación. Durante nuestra conversación, Pere profundiza en cómo la economía social y los medios de comunicación pueden ofrecerse soluciones a los desafíos que enfrentan.

¿De qué manera crees que los diferentes modelos de financiación afectan la independencia editorial y la libertad de prensa en los medios de comunicación?

Pues sí, los medios de comunicación, sin duda, requieren financiación como base para llevar a cabo un periodismo independiente. Es necesario contar con recursos para investigar y explicar. La clave radica en quién aporta ese dinero. En este sentido, existe un principio fundamental: “quien paga, manda”. Esta premisa es común y también se aplica a los medios de comunicación. Por lo tanto, debemos indagar sobre el origen de los fondos para determinar quién tiene influencia. Si los recursos provienen de bancos (que proporcionan créditos constantemente) o en la propiedad del medio hay magnates o millonarios, aunque puedan contar con excelentes periodistas que siempre buscan la verdad, pues obviamente, como quien paga manda, lo lógico es que el medio no pueda contradecir a quienes aportan el dinero, por tanto, es evidente que quien financia tiene poder de decisión.

Por eso, consideramos crucial que los medios estén financiados especialmente por aquellos que los leen. Esta es la mejor manera de garantizar que el medio cumpla con su deber: servir a sus lectores y proporcionarles la mejor información posible. En última instancia, el medio debe responder a quienes lo financian y a quienes se dirige.

Por tanto, ¿cómo puede la economía social y solidaria contribuir a la libertad informativa y su calidad?

La economía social y solidaria puede hacer una gran aportación a los medios de comunicación y, de hecho, ya lo está haciendo. Después de muchísimos años, en la República había medios donde la economía social y solidaria participaba, y después esto desapareció. Eran medios que se dirigían a un público generalista, no limitándose solo a la economía social y solidaria.

Y es muy importante, porque la ESS blinda la propiedad y asegura que los trabajadores cooperativistas o los colectivos agrupados en cooperativas de consumo, entre otras formas de economía social, garanticen que el proyecto periodístico sirva al interés del periodismo. Este interés queda protegido por la economía social, ya que no permite la compra-venta de acciones como en la economía capitalista.

En un sistema capitalista, si un medio de comunicación crítico o incómodo para algunos cruza ciertos límites, un capitalista podría comprarlo y convertirse en su dueño, ya que el capital tiene el poder. En cambio, la economía social y solidaria es ideal para los medios de comunicación porque impide que estos mecanismos operen. Garantiza que el medio siempre estará al servicio de sus trabajadores, que son periodistas cooperativistas, o de consumidores agrupados en cooperativas de consumo. Así, el fin y el objetivo del medio están asegurados por un esquema que blinda la función social del periodismo.


¿Cuáles son los obstáculos que limitan la expansión del modelo de economía social y solidaria en el sector de la comunicación?

Pues últimamente ha habido muchos ejemplos. Hace 10 años, prácticamente no había nada, pero ahora: El Salto, Alternativas Económicas, La Marea, en Cataluña El Crític, la Directa, etc. Hay un ecosistema que es insólito, hay bastantes medios en comparación con los últimos años. Aun así la diferencia con los medios convencionales es muy notable, porque los medios de comunicación enfrentan dos desafíos importantes.

En primer lugar, requieren una inversión significativa de capital para entrar en el mercado y competir en el debate público que gira en torno a la creación de la agenda mediática. Además, deben soportar varios años de pérdidas iniciales. Esta situación dificulta que la economía social y solidaria se convierta en un actor relevante desde el principio.

En segundo lugar, los medios de comunicación actualmente enfrentan un problema crucial relacionado con la definición de su modelo de negocio. El periodismo, no solo en España sino en todo el mundo, proviene de una época en la que es extremadamente difícil ser rentable. Para hacer buen periodismo se necesita un modelo económico sostenible. Sin embargo, los millonarios no dependen de que los medios generen ganancias. A menudo, utilizan los medios para influir y obtener beneficios en otras áreas.

Este segundo elemento también dificulta que la economía social y solidaria compita en este ecosistema. Necesitamos reconstruir y concienciar al público y a los lectores de que, para tener medios de comunicación independientes, deben implicarse y acostumbrarse a pagar por la información, precisamente cuando los lectores apoyan económicamente a los medios, éstos tienen la oportunidad de prosperar.

¿Qué acciones podrían fomentar la creación y el crecimiento de medios de comunicación sostenibles y escalables en fórmulas de economía social y solidaria?

Para mí, lo primordial es lograr que la gente, especialmente aquellos críticos y del sector comprendan el valor de pagar por la información. Siempre hay alguien que financia y paga por la información; cuando el lector, el consumidor o el ciudadano no lo hace, generalmente es alguien con intereses particulares quien lo está haciendo. A menudo, este financiador tiene interés en que se asuman como verdades ciertas afirmaciones que no lo son, como la inviabilidad del sistema público de pensiones. Si un banco financia esta narrativa, su objetivo es promover las pensiones privadas, y la información que se recibe puede no ser veraz, aunque se acceda a ella gratuitamente.

Por tanto, lo primero es fomentar una conciencia crítica en el ámbito de la economía social y solidaria, así como entre los ciudadanos que desean ser libres y estar bien informados. Es fundamental que entiendan la necesidad de involucrarse como financiadores, aunque sea modestamente como suscriptores, para apoyar a los medios de comunicación que aspiran a la independencia.

En segundo lugar, creo que es necesario tener la ambición de incursionar también en áreas que van más allá de lo periodístico. La mayoría de los modelos de economía social y solidaria en el periodismo, incluidos aquellos en los que participo, tienden a concentrarse principalmente en producir buena información, lo cual es excelente. Sin embargo, también es esencial contar con empresas sólidas y herramientas eficaces para competir en este ecosistema, como estrategias de marketing, comercial, software CRMs, etc. Elementos que las empresas capitalistas utilizan habitualmente.

La economía social y solidaria, con algunas excepciones, suele ser reticente a estas cuestiones más comerciales, pero son fundamentales para construir empresas viables. Para realizar periodismo independiente, necesitamos empresas sostenibles y, para ello, herramientas comerciales y de marketing efectivas. Estas deben ser desarrolladas con una visión distinta a la de las empresas capitalistas, sin engañar al consumidor ni a los lectores, pero siendo ambiciosos en la construcción de herramientas de gestión y comerciales que nos permitan aumentar la base de lectores comprometidos que apoyan suscribiéndose y adquiriendo las publicaciones que producimos desde la economía social y solidaria.

El ecosistema de economía social y solidaria es amplio y diverso, y aunque representa aproximadamente el 10% del PIB estatal, a veces se muestra muy conservador y con incertidumbre para apoyar nuevas iniciativas que surgen desde y para la economía social. ¿Cuáles crees que son las razones?

Sí, creo que hay apoyo, porque les gusta; pero el desafío es dar el salto hacia la participación en la financiación. Esto es más complicado en un ecosistema donde el dinero no fluye de manera natural, sino que se basa en valores distintos al monetario.

A partir de ahí, todo el mundo tiene necesidades, y valoro especialmente las de los medios de comunicación, porque me parece que definen el terreno de juego y ayudan a defenderlo. Estoy convencido de que la economía social se beneficiaría enormemente si tuviera medios de comunicación propios que disputaran el espacio donde se crea la agenda pública y el debate social del país.

Es cierto que esto requiere un esfuerzo considerable por parte del sector. Me gustaría que todos los sectores de la economía social comprendieran que se beneficiarían de tener medios de comunicación propios, luchando por la hegemonía mediática. Esto implica un verdadero compromiso más allá de la simple compra o apoyo ocasional; significa reconocer la importancia de participar en este ‘partido’.

Nuestra tarea también es convencer al sector de que se beneficiaría en su conjunto si existieran medios de comunicación de la economía social y solidaria que participen activamente en la construcción del relato público. Esto beneficiaría a todos, ya que cambiaría el debate político del país. Estaríamos hablando de otros temas y valorando diferentes perspectivas como ciudadanía.

Sin embargo, comprendo la dificultad que representa para la economía social y solidaria, que a menudo carece de recursos, darse cuenta de la importancia estratégica que tendría contar con medios potentes y, por lo tanto, involucrarse en su financiación. El mercado actual es hostil a este tipo de proyectos, ya que requieren una inversión significativa de capital para producir información de calidad que pueda competir con los medios de comunicación capitalistas, que en su mayoría están al servicio de millonarios, empresarios o bancos.

¿Crees que hay una insuficiente visibilidad y carencias en la manera en que se informa sobre economía social y solidaria por parte de los medios de comunicación convencionales?

Sí, sin duda, los medios de comunicación convencionales de base capitalista a menudo ven a la economía social como una nota de color. Esta se presenta como una muestra de inclusividad y pluralidad, pero rara vez se integra en el análisis de las cuestiones verdaderamente importantes. Por ejemplo, pueden elogiar a una cooperativa emergente que no amenaza intereses significativos del sistema, pero si esta comienza a desafiar un nicho de mercado controlado por empresas de base capitalista, la cobertura mediática puede cambiar drásticamente. Esto se debe a que dicha cooperativa no tiene la misma capacidad que las empresas capitalistas para influir en los medios a través de la publicidad, la compra de acciones y otros recursos.

Por lo tanto, los medios convencionales suelen tratar bien a la economía social cuando no representa una amenaza. La ven como una curiosidad simpática que valida su propia diversidad, pero cuando se abordan temas importantes, raramente se recurre a fuentes de la economía social y solidaria, especialmente en debates sobre política económica. Cuando se seleccionan expertos para hablar de economía, rara vez aparecen aquellos procedentes de la economía social, excepto para opinar sobre temas específicos de su ámbito. Es una de las razones por las que existen Alternativas Económicas.

En cambio, la ventaja de un medio como el nuestro es que no se limita a la economía social. Contamos con personas de gran prestigio y conocimiento que también deben tener voz en temas generales, al igual que los empresarios y directivos son fuentes habituales en los medios capitalistas. Los expertos de la economía social también deben ser fuentes para reportajes que no se centran exclusivamente en la economía social. Por tanto, la presencia interdisciplinar y fundamental de la economía social en la agenda pública, y no solo como una anécdota cuando no amenaza los intereses del sistema capitalista marca una diferencia sustancial entre un enfoque y otro.

Fotografía tomada durante el Congreso Internacional de Economía Social CIES-2024

Tomando en cuenta la perspectiva de la revista “Alternativas Económicas”, especializada en periodismo económico. ¿Cuál crees que es el próximo paso para que la economía social y solidaria pueda desarrollarse en toda su potencialidad en la sociedad?

Creo que ahora estamos en un momento muy propicio, porque el propio sistema capitalista ha identificado algunos problemas graves que tiene, algo que confirman todas las encuestas de directivos y altos ejecutivos del propio sistema capitalista. La sociedad en general, y especialmente los jóvenes, anhelan valores que alineen sus vidas con las empresas, para que haya un propósito empresarial que sea coherente con su manera de ver el mundo: que no cause daño, que respete el medio ambiente, que contribuya a la lucha contra el cambio climático y que permita la participación y la organización de la vida laboral de forma compatible con la personal.

Estos valores, que incluyen la equidad salarial y la igualdad de género, son demandados por la sociedad y son, precisamente, valores de la economía social. Por lo tanto, existe una enorme oportunidad si el sector se reconoce en esta demanda que ya existe y que es la economía social, frente a las empresas capitalistas que intentan demostrar que comparten estos valores, aunque a menudo no sean más que fachadas.

Si lo logramos, creo que es un momento en el que la economía social debe ser más ambiciosa para ver cómo puede aprovechar esta oportunidad. Aunque no tengo la fórmula exacta, sí identifico un momento extraordinariamente favorable para dar un salto de ambición y conectar con la mayoría de la ciudadanía que reclama firmemente estos valores, según indican las encuestas realizadas por los propios capitalistas.

Podemos conectar con ellos para que descubran que lo que están demandando, esa otra forma de hacer economía y de vivir, ya existe. Contamos con los instrumentos financieros necesarios, como la banca cooperativa y la banca ética, que han crecido significativamente y pueden impulsar este cambio de ambición que creo que ya está en marcha, pero que requiere del momento adecuado.

¿De qué manera? Confío más en vosotros, en la Escuela de Economía Social que lleváis años investigando el mercado y ayudando a empresas, que en lo que yo pueda sugerir. Pero sin duda, el contexto actual es más favorable que nunca en los últimos años.

En el transcurso de tu carrera, has experimentado de manera directa una transición en los medios de comunicación. ¿Cómo fue el cambio de trabajar en medios convencionales como El País y Público a uno centrado en fórmula cooperativa como “Alternativas Económicas”?


Debo empezar diciendo que, tanto en El País como en Público, fui muy afortunado. Era una época en la que los medios de comunicación convencionales disponían de muchos más recursos que los que tienen ahora mis colegas que siguen allí, ya que eran en general empresas muy rentables. En el caso de Público, aunque estaba bien encaminado, y en El País, había abundantes recursos, lo cual es una gran ventaja en el periodismo. Con recursos, uno puede plantearse investigaciones más ambiciosas, algo que ahora echamos en falta.

Hemos ganado mucha libertad para enfocar los temas que queremos tratar y para organizarnos de manera que nuestro trabajo sea compatible con nuestra vida personal. Esta libertad es increíble y maravillosa en comparación con la vida anterior en los medios convencionales. Sin embargo, la contrapartida es que ya no disponemos de los recursos económicos que antes teníamos para realizar investigaciones ambiciosas, viajar y acudir a los lugares de interés.

El periodismo requiere presencia en el terreno; no basta con seguir los acontecimientos a través de las redes sociales y los medios locales. Es fundamental ir a los lugares, lo que implica un coste económico. Además, no se trata solo de visitar brevemente, sino de pasar tiempo hablando con la gente y estudiando el tema en profundidad, lo que requiere un presupuesto considerable.

Antes, los medios convencionales disponían de ese presupuesto, pero ahora no. Consideramos un éxito poder imprimir cada mes, dado que no contamos con los recursos de antaño. Por lo tanto, por un lado, hemos ganado en libertad, pero por otro, disponemos de mucho menos tiempo para dedicar a la información, ya que debemos ocuparnos de otras tareas, como buscar financiación y trabajar para encontrar formas de hacer sostenible el medio. Y la dificultad para poder plantear investigaciones con verdadera ambición, que exigen dinero, es grande. Por un lado, estamos bien, pero por otro, estamos en camino. Tenemos que ser capaces de crear empresas mucho más solventes para algún día poder realizar las investigaciones que antes hacíamos y obtener los recursos necesarios. Soy optimista, aunque temo no verlo, pero se trata de empezar a trabajar.

Me gusta poner el ejemplo de The Guardian, uno de los mejores periódicos del mundo. No es una empresa capitalista, sino una fundación que nació con aportaciones del Sindicato de los trabajadores de Manchester para poder competir con las empresas capitalistas. 250 años después, tiene los recursos necesarios para producir las mejores informaciones, realizar los mejores viajes y competir de igual a igual con las mejores empresas de base capitalista, como The Times o el Financial Times, o como El País. Todo esto exige mucho tiempo, hay que empezar a trabajar en ello, y nosotros estamos en camino. No podemos aspirar a competir de un día para otro en capacidad de hacer información con estos medios. Tenemos más libertad, nos faltan recursos, pero vamos en camino y algún día, estoy convencido de que podremos competir también en recursos para dedicar a la información, como ha hecho The Guardian con los medios de base capitalista.

La Economía Solidaria está teniendo un papel revitalizador en las economías transformadoras. En este contexto, ¿qué significa para ti la Economía Solidaria y cuál es su importancia como fuerza de vanguardia en el sector? 

Claro, la economía solidaria abarca todo el ecosistema de empresas que aspiran a cambiar el mundo y mejorarlo. La economía social, por sí misma, ya contribuye a mejorar el mundo con su forma de operar. Sin embargo, a veces ni se lo plantea. En contraste, la economía solidaria es aquella en la que cualquier empresa, independientemente de su forma jurídica, aspira conscientemente a mejorar el mundo y a llevarlo a una fase en la que el capital no sea el eje central de la economía, sino que gire en torno a valores fundamentales.

La economía solidaria busca transformar la sociedad a través de la empresa, ya sea una cooperativa o incluso una empresa mercantil, siempre que cumpla con ese objetivo y actúe en consecuencia. Estas empresas, también llamadas “empresas ciudadanas” en otros lugares, buscan mejorar el mundo mediante su forma de trabajar, basándose en la ayuda mutua y en los valores propios de la economía social y solidaria. Su voluntad consciente va más allá de simplemente mejorar la vida personal; también se esfuerzan por contribuir al bien común y al cambio positivo a través de su actividad empresarial.

Emprendimiento Colectivo ha publicado esta entrevista con el permiso del entrevistado mediante una licencia de Creative Commons.

*Esta entrada ha sido realizada en el marco del proyecto: “Escuela de Activismo en Economía Social», financiado por la Consejería de Empleo, Empresa y Trabajo Autónomo de la Junta de Andalucía»

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