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Tal cual ocurre en el drama shakesperiano respecto de la propia experiencia humana, esta reflexión representa la pregunta esencial en el ámbito de Las Organizaciones de Economía Social. Atribulados frente a las tensiones que se producen entre la voluntad y la realidad, nuestras organizaciones, y las personas que las conformamos, tenemos que afrontar, confrontar y alimentar cada día nuestras señas diferenciales de identidad, sincronizando esta importante actividad con la compleja necesidad de mejorar continuamente nuestra competitividad técnica y comercial, nuestros resultados económicos y nuestra sostenibilidad en el mercado global del que formamos parte.

Y es que, en ocasiones, afrontamos esta dualidad como si se tratara de un complicado juego de espejos divergentes, en lugar de concentrarnos en encontrar la fórmula que los haga converger.

Demasiadas veces hemos visto desaparecer asociaciones, fundaciones… y otras entidades de nuestro entorno, centradas en loables causas sociales, nutridas de sustanciosos principios y valores. Cuando la sabiduría popular nos lleva a considerar que hay que alimentar cuerpo y espíritu al unísono. Que cuanto más importante sea nuestro propósito para La Sociedad, más lo será el encontrar fórmulas que nos hagan sostenibles económicamente… más importante será hacer llegar nuestra propuesta al mayor número de personas posible.

CONCENTRARNOS SOLO EN NUESTROS VALORES PUEDE HACERNOS DESAPARECER

Porque, como ya nos decían nuestras abuelas, es importante “SERLO”, pero también “PARECERLO”. En esencia, no creo que podamos encontrar un mejor Concepto de Marketing. Al menos, del Marketing tal cual lo entendemos desde La Economía Social. Ser y mostrar lo que somos, sin lentes que distorsionen la imagen ni la exageren de forma artificiosa.

Y si este es el honorable juego de imágenes que debemos aprender a desarrollar, ¿por qué a muchas personas, de nuestra especial Comunidad, aún le resulta ajena la palabra marketing? ¿por qué entienden el término como algo peyorativo, que no deben aplicar ni aplicarse? La respuesta, sin duda, está asociada a un concepto, a nuestro juicio, miope y erróneo de lo que es el Marketing y, sobre todo, de cómo, por qué y para qué debe ser aplicado en nuestras organizaciones.

YA LO DECÍAN NUESTRAS ABUELAS: ES IMPORTANTE SERLO, PERO TAMBIÉN PARECERLO

Adoptar e implementar una buena Estrategia de Marketing, para nosotros y nosotras, nada tiene que ver con “vender humo”, o con imprimar a nuestra realidad empresarial nuevas fórmulas sofisticadas para ocultar la verdad. Lejos de esto, implica mejorar nuestras habilidades profesionales, haciéndonos personas más competentes. Poder llegar a más gente, y de mejor manera. Supone, sin duda, asegurar la consecución de nuestro propósito compartido y la construcción de un futuro mejor para todos y para todas. Pero, sobre todo, supone un esfuerzo por conectar con nuestra principal “razón de ser y de existir”: solucionar un problema, un deseo, de un colectivo de personas a las que dirigimos nuestra Propuesta de Valor. Y hacerlo respetando, honrando e impulsando una serie de Principios y Valores importantes para La Sociedad, contribuyendo a dibujar “un mundo mejor y más justo”.

PARA LA ECONOMÍA SOCIAL MARKETING NO ES APRENDER A “VENDER HUMO”

Afortunadamente, muchas de nuestras empresas y organizaciones YA lo tienen claro, y así lo están demostrando. Saben que no vamos a poder inventar un futuro mejor sin desarrollar buenas Estrategias Organizacionales, buenas Estrategias de Marketing que nos hagan conectar más y mejor con “nuestros públicos diversos”. Ser más competitivos en este complejo mundo global, atrayendo el mejor talento humano y desarrollando innovadores Modelos de “Negocio”. Estamos obligados a ser tan buenas como el mejor.

Pero ante este reto que renovamos todos los días, corremos el riesgo de pintar “un cuadro de bifrontismo que sólo muestre una faz” … como en la canción de Mecano. De no evitar este peligro, podemos entrar en un bucle de amnesia colectiva que complique nuestra convivencia, nuestro relevo generacional. Concentrarnos solo en esta cara de nuestra naturaleza, desvirtúa nuestro propio ADN convirtiéndonos en “otra cosa”.

CONCENTRARNOS SOLO EN LA COMPETITIVIDAD COMERCIAL PUEDE DESVIRTUAR NUESTRO ADN

Sin embargo, desarrollar una Estrategia de Marketing centrada en Los Valores Organizacionales supone ir más allá de todas estas consideraciones. Se trata no solo de trabajar para evitar la amnesia colectiva antes mencionada. No solo de desarrollar las mejores y más competentes Estrategias Comerciales… Sino de hacer que ambas cosas sean una única e inseparable realidad, acentuando el sentido de pertenencia, desdibujando las fronteras, y mejorando la fidelidad interna y externa.

Así como La Inteligencia Colectiva, el Trabajo en Equipo y los Procesos Participativos son elementos sin los que difícilmente podríamos entender La Economía Social, El Marketing centrado en Los Valores debe ser el hilo conductor que nos ayude a acentuar la tinta que nos hace diferentes, haciéndonos más visibles ante el mundo en general, reconocibles, fuertes … conscientes de que hay otra forma de hacer Economía, con alma, y de que cada vez son más las personas que están dispuestas a valorarlo.

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