La inmigración es uno de los retos de mayor impacto de nuestra era, plantea desafíos y oportunidades tanto para los países de acogida como para los propios países inmigrantes. En este contexto, la economía social y solidaria da respuesta y se muestra como actor clave, ofreciendo innovación social y sostenible que promueve la integración y el desarrollo comunitario. En esta entrevista a Daniella Preisler de Colmenar Cooperative Consulting, exploramos cómo también aquí, en la inmigración, la economía social y solidaria puede alternar el paisaje y contribuir a una sociedad mejor y más justa.
Cuando emprendiste tu viaje desde Chile en 2012, ¿Cuál era tu percepción o conocimiento previo acerca de la economía social y solidaria?
Cuando salí de Chile, mi conocimiento sobre la economía social y solidaria era bastante limitado. Mi enfoque siempre ha estado en la justicia y en el bienestar humano, más que en cuestiones partidistas o económicas. No me identifico con ningún partido político y considero que el dinero puede afectar las relaciones de manera negativa.
Aunque había participado en actividades sociales, como compartir y distribuir ropa, no estaba consciente de la importancia de la economía social y solidaria. En Chile, tenía conocimiento de cooperativas como COOPEUCH y Colun, pero no sabía nada sobre cooperativas de trabajo. Además, el sistema neoliberal en el que estaba inmerso mi país, no fomenta una sociedad informada sobre alternativas económicas, ya que van en contra del sistema establecido.
Así es que mi comprensión de la economía social y solidaria era limitada, y mi enfoque estaba más en la práctica que en el conocimiento teórico.
Desde tu perspectiva y la experiencia de los 12 últimos años en Colmenar Cooperative Consulting, ¿cuáles consideras que son los aspectos más distintivos y beneficiosos de la acogida que proporciona a la inmigración la economía social y solidaria en comparación con la economía ordinaria?
Durante mis 12 años de experiencia en Colmenar Cooperative Consulting, he observado que la acogida de la economía social difiere notablemente de la economía ordinaria. Esta última tiende a invisibilizar aspectos cruciales, como la economía de los cuidados, que sustenta el funcionamiento de toda la economía. Sin esta base, sería imposible para las personas proveer a sus familias. La economía social destaca este trabajo fundamental y reconoce su valor, así como aborda necesidades ignoradas por los sistemas económicos convencionales y gubernamentales, fomentando el colectivismo.
Las comunidades se organizan para satisfacer sus propias necesidades, desde seguridad hasta espacios recreativos, promoviendo la colaboración en lugar del individualismo capitalista centrado en la ganancia. La economía social solidaria se centra en las necesidades humanas y ambientales, reconociendo la interdependencia y promoviendo la solidaridad.
Este enfoque comunitario también aborda problemas urgentes como el cambio climático y las pandemias, resaltando la importancia de cuidar y apoyarse mutuamente. En lugar de trabajar simplemente para subsistir, la economía social solidaria busca mejorar la calidad de vida de todos, incluyendo aspectos como la salud mental y la inclusión de personas con discapacidades.
En contraste con los sistemas económicos que se formaron en base a sistemas opresivos como la esclavitud y el colonialismo, la economía social solidaria empodera a las personas al involucrarlas en la toma de decisiones y distribuir equitativamente los beneficios. Se prioriza la reinversión del excedente en la comunidad y en la mitigación de los daños causados por sistemas extractivistas.
En resumen, la economía social solidaria se basa en la fuerza del colectivo, reconociendo el poder de la comunidad para crear un cambio significativo a nivel regional y global. Esta perspectiva promueve la construcción de bioregiones interconectadas que facilitan transacciones justas y solidarias, permitiendo un desarrollo sostenible y equitativo para todos.
¿Qué aporta o qué impacto tiene la inmigración en la economía social y solidaria?
La inmigración tiene un impacto significativo en la economía social y solidaria. Más allá de ser un tema complejo, es esencial reconocer que las fronteras no deberían limitar el derecho de las personas a vivir donde elijan, no solo donde puedan. Los inmigrantes aportan diversidad y perspectivas enriquecedoras a nuestras comunidades.
A menudo, la inmigración está motivada por razones económicas, agravadas por intervenciones extranjeras que generan situaciones económicas desfavorables en los países de origen. El proceso de migración ya sea por elección profesional o por necesidad, implica dejar atrás lo conocido, la contención familiar, tus círculos de apoyo para enfrentar desafíos muchas veces traumáticos y duros.
Sin embargo, la llegada de inmigrantes no solo enriquece nuestras culturas con nuevas tradiciones y sabores, sino que también nos desafía a reflexionar sobre nuestras propias identidades y la influencia que tenemos en otras culturas. Reconocer a los inmigrantes como miembros valiosos de nuestras comunidades fortalece la solidaridad y la voluntad colectiva de progresar juntas.
Es importante abordar los aspectos negativos asociados con la migración, como el tráfico de drogas, entendiendo que muchas veces estos problemas son sintomáticos de sistemas económicos explotadores y desiguales. La solución no radica en la represión, sino en la creación de oportunidades y un sistema social justo que proteja los derechos y la dignidad de todos los individuos.
La migración, tanto económica como de supervivencia frente al cambio climático, es una realidad creciente que requerirá una respuesta compasiva y preparada por parte de nuestras comunidades. Prepararnos para recibir y apoyar a los inmigrantes es esencial para construir una sociedad más inclusiva y resiliente ante los desafíos futuros.
¿Qué instrumentos propios tiene la economía social y solidaria para atender las dificultades de vulnerabilidad del colectivo inmigrante? ¿Cuáles son esas herramientas, esos instrumentos?
La economía social y solidaria ofrece herramientas específicas para abordar las dificultades de vulnerabilidad de los inmigrantes. Por ejemplo, las cooperativas de trabajo brindan una plataforma formal para participar en la economía, permitiendo a los inmigrantes contribuir de manera significativa sin recurrir a trabajos informales.
Esta estructura colaborativa reconoce la importancia de cada individuo, valorando las habilidades y contribuciones de todos, independientemente de su nivel educativo o estatus social. En contraste con la economía convencional, donde el valor de una persona a menudo se basa en títulos académicos o estatus, la economía social solidaria promueve la igualdad y la valoración del esfuerzo y la dedicación de cada individuo.
Además, esta economía fomenta la horizontalidad y la democracia en la toma de decisiones, una inmigrante tiene voz en la democracia que da la economía social, reconociendo que cada voz es importante y contribuye al bienestar colectivo. Esto empodera a los inmigrantes al permitirles participar activamente en la configuración de su futuro y el de sus comunidades.
Resumiendo, puedo decir que la economía social y solidaria ofrece un enfoque inclusivo y colaborativo para abordar las necesidades de los inmigrantes, reconociendo y valorando sus contribuciones a la sociedad en igualdad de condiciones con otros miembros de la comunidad.
¿Cómo podemos los países de acogida generar redes de apoyo comunitario que tengan sentido desde la economía social y solidaria como alternativa
al asistencialismo para las personas inmigrantes?
Es esencial reconocer los dilemas y desafíos que hay que afrontar al llegar a un nuevo lugar. La integración debe ser un proceso colaborativo, donde se les brinde apoyo para adaptarse y contribuir a la comunidad.
Una forma efectiva de hacerlo es formando cooperativas de trabajo, proporcionando una plataforma formal para participar en la economía y desarrollar habilidades útiles. Estas cooperativas pueden servir como un espacio de aprendizaje y apoyo mutuo, donde los inmigrantes reciben orientación sobre las normas y oportunidades del nuevo entorno.
Además, se pueden establecer conexiones con otras cooperativas y recursos comunitarios para facilitar la transición y promover la independencia económica. Por ejemplo, podríamos apoyar el retorno de aquellas que deseen regresar a sus países de origen, brindándoles herramientas y conocimientos para establecer sus propias cooperativas allí.
Asimismo, podemos fomentar la colaboración entre cooperativas de diferentes países, proporcionando oportunidades de intercambio de experiencias y conocimientos. Esto no solo fortalecerá las relaciones entre comunidades, sino que también puede ayudar a prevenir la migración forzada al ofrecer alternativas viables en los lugares de origen.
En resumen, mediante la promoción del cooperativismo y la economía social solidaria, podemos crear redes de apoyo efectivas que empoderen a los inmigrantes y promuevan su integración en la sociedad de acogida. Estas iniciativas no solo ofrecen una alternativa al asistencialismo, sino que también fomentan la autonomía y la solidaridad entre todos los miembros de la comunidad.
Ahora hablamos de Colmenar Cooperative Consulting, ¿Qué es lo que hacéis?
Colmenar fue formado por tres socies, nace como respuesta a la necesidad de proporcionar recursos y apoyo a comunidades migrantes de habla hispana en Estados Unidos. Durante mi experiencia como gerente general en una cooperativa de limpieza, comprendí la importancia de entender y navegar un sistema diferente al que estaba acostumbrada. Me di cuenta de los privilegios que tenía, como las herramientas que te provee una educación de calidad, el ser bilingüe y tener un estatus migratorio que me permite trabajar, y cómo podrían éstos convertirse en un puente para otras personas de la comunidad hispanohablante.
Nuestro objetivo es brindar capacitación para la autogestión, asistencia técnica y apoyo para que las comunidades adquieran las herramientas necesarias para administrar sus propios negocios. Reconocemos la importancia de recordar nuestras raíces y utilizar métodos tradicionales de solidaridad y colaboración, como el trueque y la minga, para resolver problemas comunitarios.
Colmenar busca llenar los vacíos donde faltan recursos y promover nuestra cultura mientras capacitamos. Ofrecemos guías y recursos gratuitos en español, como material financiero y de resolución de conflictos, inspirados en la idea de que el conflicto puede ser transformador y regenerativo.
Nuestres socies, Ana Martina Rivas y Adrián Román, cuentan con amplia experiencia y trabajamos a nivel nacional desde la costa este a la costa oeste. Nos esforzamos por proveer nuestra capacitación a las comunidades reconociendo su propia sabiduría y experiencia con el fin de que no dependan de consultores a largo plazo. Este es el enfoque de Colmenar Cooperative Consulting.
En noviembre del 2023 estuviste en España en la Academia Iberoamericana de Emprendimiento en economía social que organizamos en la Escuela, ¿Qué aporta contar con una red de economía social y solidaria Iberoamericana?
Creo que es crucial comprender la magnitud y la importancia de esta red. Es un ecosistema económico alternativo que ofrece una forma realista y constructiva de subsistencia, alejada del modelo extractivo y opresivo tradicional. Participar en esta experiencia fue revelador. Observar cómo funciona a nivel gubernamental y cómo se promueve la responsabilidad dentro del sistema educativo, especialmente considerando la falta de apoyo gubernamental similar en Estados Unidos.
Es esencial reconocer que este movimiento está creciendo y que estamos contribuyendo a construir un ecosistema social y solidario inclusivo, donde se atienden diversas necesidades como el cuidado de personas con discapacidad, un retiro digno para nuestros adultos mayores y el cuidado infantil accesible. Durante mi participación en la Academia, experimenté una sensación de comunidad y colaboración que me inspiró profundamente.
Es emocionante pensar en cómo podemos llevar estos aprendizajes a nuestros propios entornos y seguir fomentando la colaboración y la interacción. Estoy agradecida por haber sido parte de esta experiencia y reforzar la visión de lo que puede ser posible cuando nos unimos en la construcción de un futuro más justo.
¿Quién es?
Daniella Preisler es una consultora de desarrollo cooperativo, coach certificada y formadora con una Maestría en la Economía del Futuro. Originalmente de Chile, Daniella tiene una amplia experiencia en el campo de las cooperativas. Actualmente, en su segundo negocio cooperativo, Colmenar Cooperative Consulting, que brinda servicios de consultoría a la comunidad Latinx en Estados Unidos. Daniella Preisler es una apasionada defensora de las cooperativas y trabaja incansablemente para fortalecer y apoyar a la comunidad Latinx en el ámbito cooperativo.
Además, es Vice-Presidenta de Cicopa Americas, Presidenta de Cicopa Norteamérica, co-encargada del Concilio Internacional de la Federacion Nacional de Cooperativas de Trabajo de Estados Unidos y miembra de la Junta Directiva de la cooperativa de plataforma Up&Go.
Emprendimiento Colectivo ha publicado esta entrevista con el permiso de la entrevistada mediante una licencia de Creative Commons.
*Esta entrada ha sido realizada en el marco del proyecto: “Academia Iberoamericana de Emprendimiento en Economía Social y Solidaria» financiado por la Consejería de Empleo, Empresa y Trabajo Autónomo de la Junta de Andalucía.