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El sector de enseñanza de Economía Social se caracteriza por una estrategia de enseñanza innovadora, con un modelo educativo inclusivo e implicado con el entorno.

El aprendizaje servicio es una propuesta educativa que combina procesos de aprendizaje y de servicio a la comunidad en un solo proyecto bien articulado donde los participantes aprenden a trabajar en necesidades reales del entorno con la finalidad de mejorarlo. Se puede considerar aprendizaje servicio a aquellos “proyectos escolares que involucran el activo protagonismo del alumnado en la participación social y ciudadana; desarrollen acciones solidarias concretas, orientadas a colaborar en la solución de problemáticas comunitarias, junto con la comunidad y no solo para ella; pongan en práctica contenidos curriculares aprendidos en las aulas y adquieran nuevos aprendizajes.

Escuela, Emprendimiento y Economía Social: Aprendizaje-Servicio

No son pocas las veces que en nuestro entorno escucharemos la frase “si el modelo de empresas de economía social fuera el mayoritario, el mundo sería un lugar más justo y equitativo, un lugar mejor para todos”. Ciertamente, yo mismo la he utilizado en
numerosas conversaciones.

Qué duda cabe que nuestro modelo, el cooperativismo, dentro de la economía social, conlleva una serie de valores y principios que responden a una ideología de hondo calado. Una fórmula que articula la sociedad, la economía y la empresa bajo unas premisas que indisolublemente conectan algunos aspectos tales con el bienestar y la corresponsabilidad social, la sostenibilidad o la cooperación.

Si lo pensamos bien, nuestro modelo no deja de ser una forma de mirar al mundo, de entender la vida desde un prisma en el que se asume que uno es feliz y se siente bien cuando está acompañado por personas que también lo son (desde lo local hasta lo global). Y esta visión de lo social es tan ancestral y sencilla como que antropológicamente se puede encontrar en tribus africanas (Véase la filosofía *Ubuntu)

Estos valores sociales, que debieran ser globales, se suelen encontrar en el discurso de la escuela. Si bien, en un mundo como el nuestro que se estructura entorno a una economía y sistema capitalista que basa el desarrollo y el progreso en el consumo, no cabe duda que nuestros niños y jóvenes están teniendo mensajes contradictorios. Contradicciones que finalmente hacen que estos principios se vayan diluyendo con el paso de los años y la llegada a la edad adulta.

Desde las cooperativas de enseñanza andaluzas (ACES-Andalucía), dentro del sistema educativo público, venimos desarrollando una enseñanza y proyectos que rezuman estos principios y valores cooperativos. Intentamos abrir la escuela al entorno y a la sociedad. Desde nuestra perspectiva, la escuela, desde infantil hasta Formación Profesional, no puede educar aislada de los agentes e interlocutores sociales del entorno. Una educación de auténtica aspiración integral precisa de un compromiso de toda “la tribu”, para finalmente conseguir superar los retos que los jóvenes del S.XXI necesitan. Pudiendo así, generar un espacio de aprendizaje significativo y motivador.

Los educadores hace años que venimos hablando de poner a nuestros discentes en el centro del proceso de enseñanza-aprendizaje, pero esa realidad se consigue en un sentido práctico cuando a los mismos les proponemos retos sociales y les convertimos, de facto, en actores e interlocutores de situaciones sociales tangibles. Esta es la gran oportunidad que pueden aportar los Objetivos de Desarrollo Sostenibles (ODS) a la escuela. Una auténtica agenda global (y sus inervaciones en las agendas urbanas) pueden contribuir a acercar esos retos y problemas sociales al día a día de los estudiantes en forma de proyectos educativos de impacto social. En definitiva, convirtiéndolos en ciudadanos del presente, proactivos, participativos, emprendedores y con capacidad crítica.

Dentro de la economía social andaluza, las cooperativas de enseñanza trabajamos esta visión y modelo educativo (recientemente actualizado), como puede verse en nuestro decálogo de forma resumida. Pero para potenciar y sumar fuerzas en pos de este objetivo de sociedad y economía fundamentada en los valores de la economía social, la escuela necesita que la sociedad civil, las empresas, tejido asociativo, administraciones y agentes del tercer sector den el salto y superen los muros del sistema educativo (con la ayuda de los docentes). Hoy existen términos de moda como responsabilidad social corporativa que pueden tener un significado mucho más potente para las entidades y empresas de economía social, que lo incluyen dentro de su propia razón de ser.

Lo más ilusionante, bonito y esperanzador de este relato es que existe un paradigma, una metodología de enseñanza que aglutina y organiza toda esta amalgama de buenas intenciones y objetivos. El Aprendizaje-Servicio (ApS) articula proyectos curriculares de aprendizaje de cualquier etapa del sistema educativo para que el alumnado desarrolle destrezas y competencias mientras realiza un servicio a la comunidad. En este tipo de proyectos pueden participar centros educativos, entidades sociales, ONGs, instituciones y administraciones públicas y EMPRESAS.

Existe en la actualidad todo un movimiento internacional, nacional y andaluz de educadores que están trabajando y promoviendo esta transformación en la escuela, posibilitando y generando los contextos y redes necesarias para facilitar estos proyectos ApS donde alumnado desde infantil hasta la universidad pueda aprender y emprender desde esta mirada (véase web RedApS).

Pero no quiero cerrar estas líneas sin poner el foco en la Formación Profesional, en su crecimiento de estos últimos años y la de posibilidades que están surgiendo alrededor de esta etapa educativa en auge. Existen infinidad de programas y líneas estratégicas a nivel nacional y europeo que pueden suponer un nicho de oportunidades para que nuestro sector sea capaz de conectar el tejido de la economía social y los centros de formación profesional. Todo un reto que puede generar una retroalimentación interesantísima para las escuelas y las propias entidades. En este sentido, nuestras organizaciones andaluzas como FAECTA, ACES- Andalucía y la propia Escuela de Economía Social pueden y deben ser agentes de intercooperación extraordinarios.

El futuro se presenta ilusionante, lleno de alternativas para seguir haciendo de nuestro modelo de economía social una realidad cada vez más significativa y atractiva para los nuevos emprendedores y la sociedad en general.

“Nadie se salva solo, nadie salva a nadie. Todos nos salvamos en comunidad.»

Paulo Freire

Emprendimiento Colectivo ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons.

Esta entrada ha sido realizada en el marco del proyecto  Desarrollo de recursos didácticos basados en experiencias y situaciones reales de emprendimientos y empresas de Economía Social  financiado por la Consejería de Empleo, Formación y Trabajo Autónomo de la Junta de Andalucía.

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