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Trabajar en red para nosotros significa ser capaces de cooperar hacia un objetivo común más allá de las fronteras de los equipos, departamentos e incluso las organizaciones.

En tiempos tan fluidos e inciertos es un concepto atractivo, pero a la vez escurridizo: declaramos querer trabajar en red, nos proponemos trabajar en red, pero, en realidad, nos cuesta estructurar el trabajo en red y concretarlo en sus resultados.

Desde nuestra experiencia, la de una pequeña organización local que ha logrado expandir su acción a nivel internacional justamente gracias al trabajo en red, consideramos que lo primero e imprescindible para trabajar en red es aprender y practicar algunas actitudes claves:

  • La humildad. Las personas y las organizaciones a menudo pensamos saberlo todo o, mejor dicho, quisiéramos saberlo, hacerlo y abarcarlo todo. Nuestros modelos mentales están más predispuestos para proponer lo que hacemos nosotros que para dejar espacio a lo que saben hacer los demás. Trabajar en red implica reconocer y poner en valor las habilidades de los otros.
  • La paciencia. Estamos demasiado obsesionados por el corto plazo, por el retorno rápido, cuando no inmediato. Estamos más orientados a “consumir” colaboraciones por oportunismo que a construir redes sobre bases sólidas, “dándonos el tiempo” para crear proximidad, confianza y para permitir que nuestras relaciones evolucionen.
  • La apertura. El trabajo en red se mueve en una tensión continua y positiva entre la capacidad de establecer un propósito común amplio y la habilidad de identificar propuestas de trabajo concretas, para dar forma y transformar el propósito en resultados tangibles (no necesariamente monetarios). Tenemos que aprender a estar alerta y “abrazar” la incertidumbre que supone no saber con precisión adónde nos puede llevar la colaboración.
  • La generosidad. Creer auténticamente que una red de trabajo beneficia a todos sus actores nos permite aceptar que lo haga en horizontes temporales diferentes, y que a veces los retornos sean diferentes por cantidad o forma. Nos permite valorar lo que ganamos nosotros por encima de lo que ganan los demás.

Desde la Escuela de Economía Social llevamos muchos años aprendiendo cómo trabajar en red de una forma más efectiva, abierta y transparente. Ahora, hemos decidido sistematizar los aprendizajes de nuestra propia trayectoria y ponerlos a disposición en un curso de capacitación: de equipo a red, la evolución del trabajo colectivo.

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