Patchwork
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Hoy en día, muchas personas hablan de las bondades y virtudes de trabajar en red, pero, si salimos un poco de la retórica buenista, observamos que cooperar demanda un gran esfuerzo y ofrece a menudos retornos inciertos.

¿Para qué entonces tomarse tanta molestia?

Nosotros estamos convencidos que los seres humanos nos movemos siempre por beneficio (mejor si compartido y social, pero siempre beneficio), así que, antes de embarcarnos en una iniciativa de cooperación, igual no estaría mal tener claros los motivos y los beneficios que nos puede traer.

En primer lugar, es importante considerar la importancia de compartir valores, actitudes y visiones de (nuestro) mundo. No se trata de que tengamos exactamente la misma visión del mundo (demasiada uniformidad hasta puede llegar a ser limitante), sino que nuestras visiones estén claras y sean compatibles.

Si no creamos lo que nuestro amigo y colaborador David Barreda llama fondos de significados compartidos, es decir agregar y dejar claros los significados que cada parte da a las cosas, de tal manera que, cuando se aborde una cuestión, todos entendamos de qué se está hablando y la posición al respecto de cada una, es muy probable que no estemos cómodos, que la colaboración nos genere más dolores que beneficios y que sea más táctica que auténtica.

Uno de los principales activos que ponemos en juego a la hora de trabajar en red es nuestra credibilidad y reputación, o aquellas de nuestros equipos y organizaciones.

Si existen visiones y valores compatibles, mejor todavía si sinérgicos, hay muchas y potentes palancas para trabajar en red.

Prácticamente ninguna organización tiene en su interior todas las competencias y todo el talento necesario para desarrollar proyectos complejos. En el contexto actual, no sería ni viable ni efectivo.

Es una mejor estrategia aprovechar las crecientes oportunidades de participar en comunidades y redes ya existentes, identificando a personas o equipos que complementen las competencias que necesitamos y diseñando propuestas de valor conjuntas.

Un primer beneficio es seducir talento que no se tiene o no se puede conseguir fácilmente dentro del propio equipo u organización, y, en el sentido inverso, poner parte de nuestro talento que no está siendo aprovechado al 100% al servicio de otros equipos y organizaciones.

Pero además del talento, es posible compartir otros recursos (económicos, tecnológicos, organizativos) de manera eficiente, aprovechándolos mejor y ahorrando gastos, y de manera sinérgica amplificando o multiplicando el alcance de nuestros proyectos. El trabajo en red nos puede permitir tener presencia a mayor escala sin tener los recursos de los grandes competidores del sector.

Otro importante beneficio es liberar recursos para poder concentrarse y especializarse en nuestras actividades claves sin tener que cubrir todas las actividades de un proyecto. Ya no tenemos que hacerlo todo, sino poner en valor y desarrollar lo que hacemos mejor.

Cuando trabajamos en red de forma efectiva, podemos atrevernos a acometer proyectos más ambiciosos: el riesgo se mutualiza redistribuyéndose entre los diferentes actores que intervienen. Además, aquello que no funciona en un área de la red a menudo se compensa con el éxito de otras iniciativas en otras áreas.

Pero quizás el mayor beneficio del trabajo en red sea el aprendizaje que deriva de la inteligencia colectiva generada por la red, el confluir de las contribuciones de todos los actores, para mejorar el proyecto original y/o explorar nuevas e inesperadas oportunidades de emprendimiento y desarrollo empresarial.

Desde la Escuela de Economía Social llevamos muchos años aprendiendo cómo trabajar en red de una forma más efectiva, abierta y transparente. Ahora, hemos decidido sistematizar los aprendizajes de nuestra propia trayectoria y profundizar esta temática y ponerlos a disposición a través del taller Trabajar en Red en Contextos Complejos, que organizamos el próximo día 5 de octubre en la Academia de Emprendimiento en Economía Social

La entrada libre y gratuita (inscripción) para más información aquí

Foto de portada de Jack Dong en Unsplash

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