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No sé por dónde empezar, así que he decidido acércame a las comunidades energéticas como si empezara a montar un puzle.  

Tengo una caja sin imagen en la tapa, la abro y me encuentro con un montón de piezas desordenadas. 

Pieza 1 – esquina 

Incorporar una perspectiva ecofeminista en las comunidades energéticas va mucho más allá de un simple aumento de la participación de mujeres en los procesos o formando parte de los órganos de gestión y toma de decisiones.  

Debemos cuestionarnos cómo se diseñan las comunidades energéticas.  

Debemos preguntarnos: ¿qué energía, cuánta, para quién y para qué? 

Pieza 2 – interior 

Me generan malestares los titulares tendenciosos y sensacionalistas que hablan de grandes números. También los titulares que, prácticamente cada semana, nos muestran a “la primera comunidad energética”. 

Me generan malestares las promotoras de comunidades energéticas llave en mano y que hacen hincapié en que no te tienes que preocupar de nada. ¿Así conseguiremos un sistema energético más justo o solo un sistema energético al que se incorporan más actores sin que nada cambie? 

Me obsesionan las comunidades de aprendizaje para la práctica y el aprendizaje servicio. Frente al no preocuparte por nada apuesto por el ocuparte en comunidad. 

Pieza 3 – borde 

Mil euros el kilowatio pico en una instalación de energía comunitaria es bastante más interesante que poner una instalación individual en tu tejado, ¿verdad?  

Pensamos en amortizaciones cortas [o muy cortas con los precios actuales de la energía y las ayudas disponibles] y en una vida útil de 25 años para disfrutar de la instalación. 

Pero me empiezo a preguntar: 

¿Qué pasa por la cabeza de mi vecina de 73 años cuando escucha 25 años de vida útil?  

¿Y por la de la madre que vive sola con sus hijos en una casa de alquiler y que no llega a final de mes? 

Mil euros no es una gran inversión, ¿no? ¿O sí lo es si pensamos realmente en clave de no dejar a nadie atrás?  

¿Qué otras barreras de acceso pasan por tu cabeza ahora mismo? 

Pieza 4 – interior 

La vulnerabilidad es parte de nuestra condición. Me gusta tenerlo presente sin perder de vista los privilegios de los que disfruto en determinadas facetas. 

Pieza 5 – esquina 

Ser comunidad. 

Para mí ser comunidad es mucho más que juntarnos varias vecinas sumando nuestras individualidades.   

Es, por poner un ejemplo, que una haga aportaciones voluntarias al capital social para que otra pueda tener acceso a energía de proximidad en igualdad de condiciones. 

Ser comunidad es tener conciencia de la diversidad de realidades de las personas que la conformamos [porque deben existir, si no para mí no es una comunidad]. 

Pieza 6 – interior 

Hay que empezar a hacer, paso a paso, compartiendo aprendizajes con otras iniciativas.  

El proceso es tan importante como el resultado. Y necesitamos disfrutarlo y celebrar los logros. 

Pieza 7 – borde 

Necesitamos alianzas. ODS 17

Debe ser, pero mejor no forzarlo. 

Respetar los tiempos sin dejar de favorecer la relación y el encuentro es clave. 

Estas son las piezas, que desde la experiencia propia, con todos mis sesgos y prejuicios [la pata de la que cojeo] me he animado a poner sobre la mesa. Hay más piezas que seguir levantando, unas se resisten, otras no me interesan en este momento, o no entiendo por qué en determinados ámbitos tienen tanto peso y para mí ninguno ¿Me muestras las tuyas? 

Esta entrada ha sido realizada en el marco del proyecto Acciones de difusión y promoción para el fomento de las comunidades energéticas en Andalucía bajo modelos de la Economía Social financiado por la Consejería de Empleo, Formación y Trabajo Autónomo de la Junta de Andalucía.

   

  

Imagen de jcomp en Freepik 

Emprendimiento Colectivo ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

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