De unos años para acá la sostenibilidad y la economía circular se han convertido en palabras habituales de nuestro día a día. Pero… ¿A qué hacen referencia exactamente? Y, sobre todo, ¿qué relación tienen con los principios cooperativos? Veamos…
De manera sintética la sostenibilidad, o el desarrollo sostenible, consiste en poder satisfacer las necesidades de una población sin comprometer a las necesidades de las generaciones futuras, garantizando un equilibrio entre el crecimiento de la economía, el respeto al medioambiente y el bienestar social. Muchas personas tiende a equiparar sostenibilidad con “respeto a la naturaleza”, ahora bien, el desarrollo sostenible es un concepto que va más allá y que, además de la dimensión medioambiental, también incluye las cuestiones económicas y sociales.
Se trata de algo bastante lógico pues los problemas del mundo actual, complejos e inter conectados, contemplan las tres dimensiones. La sostenibilidad propone ser capaces de vivir en sociedades donde el desarrollo económico y la justicia social sean compatibles con la preservación de la biodiversidad, la conservación de ecosistemas y el mantenimiento óptimo de recursos naturales tan indispensables para la vida como el agua y el aire en la Tierra.
Y aquí es donde entra en juego la Economía Circular, pues el objetivo de este nuevo paradigma económico es que el valor de los productos, los materiales y los recursos (agua, energía,…) se mantenga en la economía durante el mayor tiempo posible, y que se reduzca a la mínima expresión la generación de residuos. Además, ya se ha acuñado el término Economía Circular “Inclusiva”, incorporando la dimensión social al desarrollo económico compatible con la preservación del medioambiente.
La Economía Circular viene a sustituir el paradigma de la economía lineal aún muy presente en nuestro sistema productivo que se puede resumir en la idea de extraer-producir-usar-tirar. Por el contrario, en el marco de la Economía circular se habla de las 9 erres: Rechazar aquello que no necesitamos; Reducir nuestro consumo; Reutilizar productos en buen estado desechados por otro consumidor; Reparar para alargar la vida de un producto; Restaurar un producto antiguo para modernizarlo; Remanufacturar o reconstruir manualmente o con medios mecánicos aquello que necesitamos; Rediseñar con criterios de sostenibilidad y diseño ecológico; Reciclar la materia prima para crear nuevos productos; y Recuperar materiales antes de desecharlos.
Bien, pues estos temas que ahora están en primera plana ya se incluyeron en los 7 principios cooperativos cuando se formularon en el siglo XIX. Por ejemplo, la economía circular inclusiva se relaciona con el primer principio cooperativo (Membresía voluntaria y abierta) pues las cooperativas son organizaciones voluntarias y abiertas a todas las personas capaces de utilizar sus servicios sin discriminación de género, social, racial, política o religiosa.
También el desarrollo económico sostenible y la justicia social están implícitas en el principio número 3 “Participación económica de los asociados”, donde los miembros contribuyen equitativamente y controlan democráticamente el capital de su cooperativa. Y la sostenibilidad social y ambiental se corresponde con el principio número 7 “Apoyo a la comunidad y respeto al medio ambiente”.
Por último, las Naciones Unidas afirman que para lograr este cambio global hacia la sostenibilidad serán imprescindibles las alianzas, como marca el Objetivo de Desarrollo Sostenible 17 de la Agenda 2030. ¿No estamos hablando del principio cooperativo número 6 “Inter Cooperación”, que establece la necesidad de que las cooperativas trabajen juntas para el bien común y colaboren en estructuras locales, nacionales, regionales e internacionales?
Igual es ya estaba todo inventado…
Emprendimiento Colectivo ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.