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  En una entrada anterior reflexionaba sobre la trascendencia de poner a la PERSONA en el centro de la organización de manera real y efectiva. También sobre la importancia de co-definir un propósito común, sostenido en valores y principios esenciales de la Economía Social y Solidaría (ESS), que orienten e inspiren la práctica diaria de la organización como un ecosistema. O sea, como un organismo vivo interconectado internamente y con su entorno para adaptarse y responder a los nuevos desafíos del siglo XXI, nutriendo a cada individuo que lo habita en interacción con el resto.

La complejidad y volatilidad de los entornos y de la propia organización, así como las emergentes necesidades socioemocionales de las personas exigen un cambio profundo de los modos de gestión y estilos de relación en las organizaciones. Es preciso virar hacia una mirada apreciativa del potencial de las personas y una visión sistémica de las relaciones entre ellas y con sus entornos, que permita aprovechar la diversidad e inteligencia colectiva de la organización para su desarrollo adaptativo, resiliente y creativo.

El tránsito desde una organización tradicional a una organización orgánica y evolutiva se sustenta en diversas perspectivas como la “Dirección por Valores”, el “Systems Thinking”, las “Organizaciones que Autoaprenden”, la “Reinvención de las organizaciones TEAL”, la “Ética en las organizaciones” o la “Teoría del Cambio Planificado”, entre otras.

Pero más allá de la teoría y de la intención de ser coherentes, este tránsito es, sobre todo, un proceso de AUTOCONOCIMIENTO, DESARROLLO COMPETENCIAL, EXPERIMENTACIÓN Y ACCIÓN en el día a día de la organización. Este proceso se concreta metodológicamente en un ciclo de 6 pasos conectados porun momento inicial que suministrará al sistema la energía necesaria para el co-diseño e implementación colaborativa del tránsito hacia un nuevo modelo de relación y gestión en la organización.

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Fuente Propia: Paca Muñoz

Primero hay que definir la necesidad y orientación del cambio hacia un modelo de organización interconectada. A priori, se identifican las personas integrantes del equipo motor que inicialmente impulsará el proceso de cambio y se articula la imprescindible conexión colaborativa entre ellas para el desarrollo de los siguientes 6 pasos. El fortalecimiento de este equipo pasa por el autoconocimiento de sus esquemas mentales, estilos de liderazgos y posicionamientos respecto a la organización y al cambio deseado. También necesita adquirir las competencias y herramientas necesarias para asumir con éxito el rol de agente de cambio comprometido y capaz de implicar a otras personas de la organización en el mismo.

De la mano de este equipo motor, la organización puede transitar por un proceso de descubrimiento y co-creación del propósito organizacional compartido y los valores que lo sustentan, diseñar nuevos escenarios coherentes con ellos y desarrollar una planificación colaborativa para el prototipado y experimentación de los mismos, atendiendo a las fuerzas que operan en el sistema en cada momento. De poco servirá todo este esfuerzo si no se miden los resultados de este proceso y aprendemos de ellos para corregir posibles errores, implantar los nuevos hábitos validados y expandirlos a otros ámbitos de la organización, en un proceso orgánico y evolutivo de mejora. Es decir, paso a paso, hibridando modelos según la madurez del sistema en cada momento.

LA FACILITACIÓN DEL PROCESO. EMOCIONAR, CAPACITAR, ENTRENAR, ACOMPAÑAR

Por su propia naturaleza adaptativa, no existe un único modelo de organización evolutiva que podamos “copiar” en nuestra organización. Pero sí cada vez más ejemplos de organizaciones que durante décadas han demostrado en diferentes contextos (sector de actividad, tamaño, forma jurídica, etc.) que es deseable y posible lograr un nuevo modelo de gestión y producción más humanizado, basado en valores como la independencia, la ayuda mutua, el compromiso, la co-responsabilidad, el conocimiento, la transparencia, la confianza, etc., tal que marco de ese nuevo estilo de relaciones internas y externas. Un marco que, apoyado en adecuadas estructuras horizontales de coordinación y comunicación, supone su principal activo y ventaja competitiva para lograr la plenitud, la eficacia y el crecimiento de la organización. Sus aciertos y, sobre todo, sus errores son la mejor escuela para aprender a co-transitar hacia nuestra propia organización ecosistema.

Seamos realistas, no es tarea fácil. Operamos en entornos muy complejos en los que la cultura organizacional imperante, más allá de esas crecientes honrosas excepciones y algunos cambios “cosméticos” en otras, está todavía instalada en el ordeno y mando, en la opacidad y en la percepción de las personas como mera “mano de obra”. Incluso en parte de nuestro entorno de la Economía Social, inspirado por principios democráticos y de libertad personal, persiste el dilema entre poner realmente el foco en las personas o crecer, como si fuera necesario elegir. Un dilema mediatizado por hábitos del pasado, algunos egos mal gestionados, creencias erróneas acerca del ejercicio del poder y sus consecuencias y/o falta de conocimiento y visión sistémica de la organización, entre otras cegueras.

La buena noticia es que las personas somos el único ser vivo con capacidad para analizar, cuestionar y cambiar nuestros esquemas mentales, imaginar (sin pronosticar) nuestro futuro, advertir los factores influyentes en nuestro entorno, experimentar escenarios y reinventarnos continuamente para afrontar nuevos desafíos, es decir, transformarnos de manera consciente para evolucionar. Sólo las personas de la organización, trabajando juntas en una misma dirección, pueden realmente lograr ese cambio de modelo. Pero necesitan creer que hay un propósito claro y compartido hacia el que remar y que existe un compromiso e intención firmes de cambio por parte de la Dirección. También precisan sentirse capaces de contribuir al mismo, saber que realmente se cuenta con ellas y que se les va a apoyar con los conocimientos, habilidades y herramientas necesarias para hacerlo.

Como apoyo a la insustituible labor de la organización, desde hace algunos años trabajamos en el desarrollo permanente de una metodología orgánica adaptativa para el fortalecimiento y cuidado de las personas en la misma. Se trata de crear espacios igualitarios de conversación para el autoconocimiento y la construcción de narrativas compartidas de presente y futuro, que permitan tejer conexiones entre las personas y dejen aflorar liderazgos naturales, en un entorno interconectado e interdependiente. También de emocionar a las personas para la acción, facilitarles experiencias de aprendizaje y entrenamientos en habilidades necesarias para desenvolverse en los nuevos escenarios, proporcionarles herramientas útiles y acompañarles durante el trayecto para el co-diseño e impulso colaborativo de un cambio organizacional eficaz y sostenible, alineado con un propósito común y valores compartidos.

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