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El informe más reciente de CEPES sobre la presencia de la economía social en la formación universitaria de posgrado en España destaca varios avances respecto al año anterior. Sin embargo, aún queda un largo camino por recorrer para que la economía social ocupe el lugar que le corresponde en la universidad, un lugar que refleje su peso real en la economía nacional y europea.  

La ausencia más notable de una oferta formativa adecuada no se encuentra en los estudios de posgrado, sobre los cuales se realiza el informe. De hecho, en lo referente al sector empresarial de la economía social, se analiza únicamente la oferta formativa de posgrado porque la de grado simplemente no existe. El estudiantado de grado solo puede acceder a cursos y actividades complementarias que, en el mejor de los casos, tienen reconocimiento de créditos optativos. Esto limita considerablemente el alcance de dichas actividades formativas y relega la economía social a un tema de nicho, al que principalmente se acercan quienes ya están sensibilizados con la materia. 

En este contexto de infra representación de la economía social en las titulaciones de grado, es posible encontrar alternativas que permitan crear espacios formales para dar a conocer y formar en economía social al estudiantado universitario. Entre ellas se encuentran las cátedras institucionales y de empresa, entendidas como alianzas estables entre universidad e instituciones/empresas con objetivos amplios en docencia, investigación, transferencia de conocimiento y divulgación. Representan, por diversas razones, un instrumento clave de colaboración con potencial para posicionar la economía social en el lugar que le corresponde en la universidad, tanto en la vertiente docente como en la investigadora. 

Primero, permiten dar continuidad a las distintas actividades formativas y de difusión y que estas tengan mayor alcance. Segundo, frente a la actual dispersión de iniciativas, facilitan planificar a medio y largo plazo y dar coherencia al conjunto de estas actividades. Tercero, ofrecen un paraguas institucional bajo el cual reunir al profesorado y crear grupos de trabajo en investigación y transferencia de conocimiento en la materia. La formación de los docentes en economía social es prioritaria y urgente, ya que la escasa presencia del tema en el seno de la universidad se explica en buena parte por la falta de conocimiento del profesorado sobre el tema.  

Pero las acciones de las cátedras tienen que ir más allá de la formación de estudiantado y profesorado y de la creación de eventos y actividades de visibilización. La implicación activa del profesorado en actividades de investigación y transferencia en esta materia es clave para maximizar el potencial valor que entraña la relación con la universidad. Por un lado, esta implicación enriquece la enseñanza al combinarla con la investigación, permitiendo al profesorado profundizar en el conocimiento de la economía social. Por otro lado, genera nuevo conocimiento que se puede valorizar en las organizaciones del sector.  

Es en el ámbito de la investigación y transferencia de conocimiento donde la universidad puede aportar mayor valor diferencial a las organizaciones del sector. Este valor se puede lograr de distintas formas: trabajando conjuntamente para identificar modelos e intervenciones que aumenten la sostenibilidad de las organizaciones de economía social en todas sus dimensiones, identificando y analizando de forma sistemática las oportunidades que los descubrimientos científicos y los avances tecnológicos presentan para el desarrollo de estas organizaciones, creando centrales de datos que den apoyo en la toma de decisiones de los distintos agentes del ecosistema o generando evidencia científica que oriente las políticas públicas de apoyo al sector.  

La universidad cuenta ya con varios mecanismos que permiten que las colaboraciones se ajusten a las necesidades específicas de cada situación para crear, transmitir y valorizar conocimiento derivado de la investigación con y para las organizaciones de economía social. Junto con las ya mencionadas cátedras institucionales y de empresa, están los doctorados industriales y los proyectos de ciencia ciudadana, además de los clásicos contratos y proyectos de transferencia y, por qué no, otras nuevas fórmulas por desarrollar.   

Para lograr un mayor impacto, es necesario construir estrategias a nivel de ecosistema, ideando nuevas actividades, relaciones y recursos. En la definición de estas estrategias es clave contar con la participación de todos los actores que puedan contribuir, y la universidad es uno de ellos.

Esto permitiría a todos los participantes del ecosistema movilizar más recursos, aprender, generar sinergias y desarrollar más capacidades que ayuden a abordar tanto los desafíos del sector como los grandes retos sociales a los cuales las organizaciones de economía social buscan responder. En resumen, establecer una agenda común entre las organizaciones del sector, la administración y la universidad nos permitiría avanzar en la construcción y el fortalecimiento de ecosistemas de economía social más innovadores y resilientes.  


Emprendimiento Colectivo ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons.

*Esta entrada ha sido realizada en el marco del proyecto: “Economía Social, Universidades y ODS: Una propuesta de sensibilización y conexión, financiado por la Consejería de Empleo, Empresa y Trabajo Autónomo de la Junta de Andalucía»

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