Alrededor de 2,8 millones de organizaciones y entidades de Economía Social en la Unión Europea, cuya contribución al PIB supone entre el 6% y el 8%, generando así 13,6 millones de empleos (6,3% de la fuerza laboral). Estos son los datos suministrados por la Unión Europea que muestran la relevancia actual de la Economía Social.
Estas cifras reflejan, sin embargo, una realidad que contrasta con el escaso conocimiento por parte de la población en general de este sector. Así lo reconoce la Recomendación del Consejo de 27 de noviembre de 2023 sobre el desarrollo de condiciones marco para la economía social (C/2023/1344) cuando afirma en su consideración número 24 que “La visibilidad y el reconocimiento de la economía social a escala nacional y regional en la Unión han mejorado en la última década. Sin embargo, en muchos Estados miembros sigue sin aprovecharse todo el potencial del sector. (…) Además, el público en general tiene un conocimiento limitado de la economía social y de sus contribuciones positivas, lo cual puede obstaculizar el desarrollo de políticas de apoyo y oportunidades de mercado para la economía social.”
Gracias a mi extensa experiencia como docente universitaria, centrada en la última década en la enseñanza de introducción a la economía a alumnado de primer curso de, entre otros, los grados en Trabajo Social, Relaciones laborales y recursos humanos, y Gestión y administración pública, he podido constatar la existencia de este desconocimiento en el caso concreto de mis estudiantes.
Afortunadamente, desde las instituciones europeas se han llevado a cabo diversas iniciativas que contienen medidas orientadas a solucionar este problema.
Así, la Comisión ya aprobó un plan de acción para la economía social el 9 de diciembre de 2021 con medidas destinadas, entre otros fines, a garantizar que la economía social y su potencial sean más visibles.
En mi opinión, el papel de la educación, en todos sus niveles, para visibilizar la economía social y su importancia para contribuir a resolver los actuales problemas socioeconómicos y ambientales mundiales, es decisivo.
Como ya he indicado, durante el desarrollo de mi labor docente he podido comprobar el desconocimiento inicial generalizado de la Economía Social, independientemente del tipo de estudios cursados previamente (ciclos formativos o bachillerato) o de si han cursado anteriormente alguna asignatura de Economía, por parte de mi alumnado universitario de primer curso. Así, cuando les pregunto si saben algo acerca de esta, la respuesta mayoritaria, por no decir unánime, es que no saben nada en absoluto sobre ella y además, suelen manifestar no haber recibido ningún tipo de formación previa al respecto.
Ante este panorama, y bajo el convencimiento personal de la trascendencia que la Economía Social tiene como herramienta eficaz para abordar y solucionar los cada vez más acuciantes retos sociales, económicos y ambientales a los que se enfrenta nuestro mundo, cada curso académico supone un desafío para mí el darla a conocer a mi alumnado e intentar transmitirles la importancia de que la conozcan como ciudadanos, como potenciales emprendedores/as y como futuros profesionales (en el caso de los/as trabajadores/as sociales es vital si tenemos en cuenta su papel como agentes transformadores de la sociedad en la búsqueda de una mayor justicia social).
¿Qué conocimientos debo transmitirles y qué metodología docente debo emplear para conseguirlo de un modo eficaz y eficiente? Esta es la primera cuestión que me planteo y que no resulta fácil de resolver considerando las limitaciones, tanto de tiempo como de la programación docente de la asignatura, a las que normalmente nos enfrentamos en la docencia universitaria y a las que tenemos que circunscribirnos.
La primera vez que abordé este tema me decanté por una metodología consistente en la realización, y posterior exposición oral, de un trabajo en equipo para que adquiriesen, mediante la investigación de forma autónoma, además de otras competencias básicas, los conocimientos fundamentales sobre la Economía Social (concepto, principios y tipos de entidades) y además, seleccionaran y mostraran algún caso real de cooperativa.
En años posteriores, debido sobre todo a la falta de tiempo para tratar otros contenidos importantes de la materia impartida, decidí reducir dicha actividad práctica al visionado de un video de corta duración en clase. De ese modo pensé que quedaría cubierto el objetivo de conocer la existencia de la Economía Social, sus principios y la tipología de sus entidades integrantes. La Universidad de Jaén ofrece cada curso académico numerosos cursos de formación y actividades relacionadas con el emprendimiento y con la Economía Social en particular (p.ej. la semana de la Economía Social), lo que permitiría a quienes estuvieran interesados profundizar en el tema en un futuro complementando su formación.
No obstante, sin duda, la estrategia docente que más éxito ha tenido es el acercamiento de algún caso real de Economía Social relacionado con el trabajo social al aula, expuesto y analizado de forma dinámica y participativa por profesionales que desempeñan su actividad en dichos ámbitos.
De este modo, el alumnado universitario, que en general está más alejado del plano teórico y se muestra más inclinado hacia los aspectos prácticos de su formación, alcanza mejor los objetivos de aprendizaje propuestos.
En este sentido, la primera experiencia satisfactoria, llevada a cabo hace algunos años, consistió en la charla de un trabajador social para hablarles de la Economía Social a través del caso real de la empresa a la que pertenece como socio y trabajador: Claros, S. Coop. And., cooperativa andaluza de interés social dedicada a la atención social y sociosanitaria de calidad para personas en situación de dependencia, necesidad y/o vulnerabilidad.
La semilla que plantamos con estas actividades de aproximación al mundo real suele dar su fruto a largo plazo aunque a veces no seamos conscientes de ello ni de la huella que dejan en algunos estudiantes. Por ejemplo, la selección del tema de algunos de los trabajos fin de grado que he tutorizado ha tenido su origen en el interés suscitado por cuestiones abordadas tres años antes en alguna de estas actividades y que aún recordaban.
Durante el presente curso, he tenido la oportunidad, gracias a su ofrecimiento, de colaborar por primera vez con la Escuela de Economía Social para la realización de una actividad práctica dirigida al alumnado de Trabajo Social.
Los ponentes de la Escuela de Economía Social han diseñado un taller denominado “Economía social e inclusión social” de dos horas de duración. En primer lugar, han dado a conocer lo que es la Economía Social y la importancia de su existencia, desterrando algunos mitos sobre la misma; para ello han empleado una metodología atractiva y participativa además de divertida al incluir la realización de un juego ilustrativo de la tragedia de los comunes. En una segunda parte, dos trabajadores de ArtDiversia, una cooperativa andaluza de interés social con sede en Torredelcampo y dedicada al arte inclusivo, han contado su experiencia al alumnado mediante el uso, también, de una dinámica muy atractiva para ellos.
Como resultado, el alumnado me comunicó en clase su alto grado de satisfacción con esta actividad. Este éxito también se puede afirmar y corroborar a tenor de los resultados obtenidos en las encuestas anónimas realizadas antes y después del desarrollo del taller. En la encuesta inicial manifestaron que no sabían nada de la Economía Social ni conocían ningún ejemplo de entidad real de la misma, y todo ello a pesar de que a principios de curso ya habían visto el video sobre ella (lo que indica la ineficacia para alcanzar este fin de esta primera estrategia usada por mi). Por el contrario, los resultados de la encuesta final demuestran la eficacia del taller en el logro de sus propósitos. Además, quiero destacar el valor aportado para mí como docente al permitir enriquecerme con el aprendizaje de otras visiones y estrategias docentes.
En mi opinión, no es tan importante transmitir muchos conocimientos sobre la Economía social al alumnado universitario puesto que probablemente los perciba como aburridos y sin sentido práctico. Sin embargo, es prioritario darles a conocer el sentido, oportunidad y relevancia de la Economía Social en la actualidad, ya que este debe ser el primer paso para que el día de mañana profundicen en su conocimiento, si lo necesitan, recurriendo a los recursos disponibles. Para ello, basándome en mi experiencia, es fundamental fomentar aún más las relaciones de colaboración entre la universidad y otras entidades ligadas a la Economía Social para que sea posible la realización de actividades prácticas centradas en el acercamiento al alumnado universitario de casos prácticos reales próximos a su profesión, por parte de los propios profesionales que desarrollan su actividad en dicho sector.
En suma, confío en que las medidas propuestas desde la Unión Europea den sus frutos y en los próximos años la cooperación de todos los actores implicados facilite un mayor conocimiento de la Economía Social y de sus virtudes como paso previo a su necesaria expansión para la consecución de un mundo mejor para todos.
Emprendimiento Colectivo ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons.
*Esta entrada ha sido realizada en el marco del proyecto: “Economía Social, Universidades y ODS: Una propuesta de sensibilización y conexión, financiado por la Consejería de Empleo, Empresa y Trabajo Autónomo de la Junta de Andalucía»