«Si una red no aporta valor no habrá compromiso por parte de sus miembros, pero sin compromiso la red no puede aportar valor».
Con esta afirmación paradójica podemos resumir una de las claves que se extraen del taller sobre trabajo en red que compartimos en la Academia de Emprendimiento en Economía Social, podemos concluir que el trabajo en red es la consecuencia emergente de la interdependencia entre el valor que la red aporta, el compromiso de sus miembros para sostener la red y la colaboración entre ellos para generar resultados.
Ser consciente de esa interdependencia es difícil cuando te mueves en un entorno complejo, por eso, la inercia y la presión por los resultados hacen que cuando queremos desarrollar una red busquemos la implicación de las personas u organizaciones exigiéndoles compromiso de antemano, no creando las condiciones desde la red para que ese compromiso emerja de las personas participantes de forma natural.
En el taller pudimos comprobar como el Pensamiento Sistémico es una herramienta adecuada para describir la complejidad que rodea al trabajo en red y junto a las participantes construimos una visión compartida de los factores que influyen sobre su desarrollo y de cuales serían, bajo la experiencia del grupo, los puntos de palanca donde podríamos actuar para potenciar el desarrollo de una red.
En un contexto tan complejo como el actual este taller ha puesto en evidencia que desarrollar el trabajo en red no puede depender de una solución única, tenemos que ser capaces de manejar la complejidad para descubrir desde cuantos lugares diferentes podemos contribuir al éxito de las redes de economía social de las que formemos parte.
Fotografía: assorted-color threads in white box (unsplash.com)
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