El jueves 25 de marzo volvemos con la Academia de Emprendimiento en Economía Social sobre un tema de vital importancia a la hora de cooperar: la acción.
En la realidad de una empresa hay muchos elementos con los que convive y comparte ecosistema: empleados, socios, proveedores, competencia, clientes, instituciones, etc.
Una de las relaciones de la empresa con mayor impacto es la referente a sus clientes. ¿Cómo debemos relacionarnos con ellos?
La relación de una empresa con sus clientes puede variar dentro de un amplio espectro. Por ejemplo desde la relación “jefe-empleado”, en la cual el cliente siempre tiene razón, o a la que llamamos “ahí lo llevas”, en la cual se endosa el producto/servicio como si de una de patata caliente fuera, minimizando la relación directa con el cliente.
Desde la Escuela de Economía Social proponemos un enfoque basado en establecer relaciones con los clientes en base a la colaboración. Especialmente en los inicios de un proyecto de emprendimiento, aunque son siempre de máxima utilidad a lo largo de todo el ciclo de vida de una empresa.
Los clientes son un eslabón en la cadena de transmisión de tu propuesta de valor y son ellos quien van a seguir acercándola a su destino o quienes la disfrutarán. En ambos casos, como conectores o destinatarios, son imprescindibles para el encaje en el mercado.
Por ejemplo, hay un emprendimiento del sector de la moda que cada año cuando produce sus colecciones de primavera-verano colabora con varias de sus clientas de la siguiente forma: la clienta cede un espacio amplio de su tienda (los metros cuadrados en una establecimiento son algo muy importante y caro), para colocar toda la colección producida en condiciones de depósito, es decir la tienda sólo pagaría a la firma de ropa los modelos que sea capaz de vender al final de temporada.
Este tipo de relaciones de negocio en depósito entre el proveedor y el comercio son muy conocidas y tradicionales, pero lo interesante en este caso es que la empresa de diseño y confección a la que nos referimos no trabaja en éstas condiciones de depósito. Entonces, ¿por qué lo hace con algunas clientas?
Con estas clientas seleccionadas la empresa realiza una tipo de “banco de pruebas” para la experimentación y testeo de la colección y su encaje en el mercado con total rigurosidad y transparencia. Por ejemplo de esta forma conoce de primera mano:
-La aceptación de la colección entre el público
-Los ciclos temporales de ventas a lo largo de la temporada.
-Los modelos más comprados
Además, esta colaboración le permite encontrar las clientas finales en el espacio físico de la tienda, observar sus comportamientos y conversar sobre sus preferencias y necesidades.
Por su parte, la tienda de ropa que colabora recibe varios beneficios, entre otros:
-Accede a todos los modelos de colección para su comercialización.
-Minimiza el riesgo debido a que solo abona lo que vende.
-Participa en la co- creación de las próximas colecciones.
Colaborar significa trabajar con otros de forma coordinada para realizar o alcanzar un objetivo. La colaboración puede asumir una gran variedad de objetivos y fórmulas. La naturaleza de una colaboración está sujeta a su exploración y es uno de los lugares accesibles para los emprendimientos donde aún hay muchas oportunidades de introducir cambios que impliquen novedades que aportan valor, es decir innovación.
Jueves 25 de Marzo, encontrarás emprendimiento, colaboraciones y modelos de negocio de la mano de dos de los máximos expertos en España de estas temáticas, José Antonio de Miguel Visa y Amalio Rey.
La inscripción es libre y gratuita, previo registro en este enlace.
Puedes consultar el programa completo aquí. Plazas limitadas.
Foto de Archie Fantom on Unsplash
Esta entrada ha sido realizada en el marco del proyecto: “Jornada de capacitación, networking y sensibilización del emprendimiento en Economía Social” financiado por la Consejería de Empleo, Formación y Trabajo Autónomo de la Junta de Andalucía.