El sector de cooperativas de confección textil representó en la década de los 70 y 80 un revulsivo en muchos pueblos andaluces, supuso el acceso de las mujeres a un empleo fuera del ámbito agrario, la aportación de las mujeres a la economía familiar y asentamiento de la población en el territorio.
El proceso globalizador de la economía ha tenido repercusiones en todos los sectores de actividad pero, sin duda, el textil fue uno de los que más si vio afectado por la deslocalización. El cooperativismo de confección textil se fue adelgazando y en estos momentos es casi testimoniales.
Ahora estamos en una etapa en la que la sostenibilidad se ha convertido en el camino a seguir. Y en esa línea, un grupo de mujeres en Sevilla, lleva varios años trabajando y apostando por una producción local, respetuosa con el medio ambiente, una moda sostenible que crea empleo con fórmula cooperativa.
En 2022 formaron parte de FIDES Emprende (programa de apoyo al emprendimiento de la Escuela de Economía Social) y en esta entrevista, Beatriz Pérez socia fundadora de la cooperativa reflexiona sobre los retos y oportunidades para Triángulo Textil , y la necesidad de apoyar modelos de producción más sostenibles y competitivos, que impulsen y fomenten la formación de trabajadoras especializadas en las nuevas necesidades del sector.
¿Cómo nació el proyecto de Triángulo textil?
El punto de encuentro de Triángulo ha sido la Fundación Don Bosco ubicada en el Polígono Sur de Sevilla. Allí confluimos las tres socias fundadoras y también allí desarrollamos los primeros meses de actividad de la empresa, en el taller de confección que la fundación tiene destinado a la formación en confección industrial.
Soy artesana tejedora de punto y ganchillo y profesora desde el año 2012. En mi taller devanalana doy clases a aficionadas apasionadas por estas técnicas. En 2018 comencé a pensar en la idea de crear un programa de formación profesional. Un programa destinado a aportar conocimientos teóricos y destrezas prácticas necesarias para la realización profesional de estas artesanías. En 2019 ya tenía mi primer borrador del programa elaborado y buscaba un lugar para comenzar a impartirlo y mejorarlo. Así llegue a la Fundación Don Bosco donde acogieron mi propuesta con entusiasmo y, juntos, creamos los primeros cursos de formación profesional en Tricot y Ganchillo para mujeres en situación de vulnerabilidad económica (2019 -2021).
La sede de Sevilla de la Fundación Don Bosco, con Antonio Mengual a la cabeza, había desarrollado, al amparo de su curso de Formación en Confección Industrial que he mencionado, el proyecto Ochienna: una central de moda ética, un taller social que ofrecía el primer empleo al alumnado formado en sus instalaciones a la vez que servicios de confección para marcas locales consiguiendo clientes estables y comprometidos con el desarrollo local. Cuando llegué en 2019 Ochienna estaba en proceso de cierre pues encontraban dificultades para compatibilizar las actividades formativas con las productivas en un mismo espacio. La continua demanda de servicios que, aun después de su cierre, seguía y siguen recibiendo, hicieron el resto. En la búsqueda de profesionales de la confección, con inquietudes emprendedoras, encontré a Loli- modista con más de 30 años de experiencia en confección a medida- y a Encarna, su hija, la joven emprendedora que lidera hoy día este proyecto.
¿Qué os ha sido o está siendo lo más complicado en vuestro desarrollo?
La falta de conocimiento. El sector de la confección textil a escala industrial ha sufrido en los últimos 20 años una continuada pérdida de demanda debido a la deslocalización de la confección hacía países con mano de obra barata. Los talleres han ido cerrando y las profesionales se han ido jubilando perdiéndose con ellas el conocimiento existente. Tenemos un problema importante en materia de formación y gran parte de nuestra actividad la desarrollamos desde 0, sin referencias. Esto tiene un gran coste para nosotras.
¿De qué forma es un proyecto de empoderamiento «concreto» de las mujeres?
Bueno, mi visión personal es que es un proyecto de empoderamiento de un oficio tradicionalmente en manos de mujeres. Un oficio que genera bienes de primera necesidad y que hoy día está, junto con otros oficios del cuidado, absolutamente devaluado. Sacar de la precariedad a estos oficios es el primer paso que debemos dar para conseguir un empoderamiento real de las mujeres en primera instancia, pero también de hombres -en su mayoría inmigrantes- que conocen y desean vivir de este oficio.
¿Quiénes han sido y son los aliados en vuestro camino?
La Fundación Don Bosco ha sido nuestro socio estratégico en el arranque del proyecto. Sin los meses de entrenamiento del inicio no habría sido posible la creación de la cooperativa. En segundo lugar La Escuela de Economía Social, sin nuestra participación en FIDES, tampoco hoy seríamos lo que somos. Formar parte de una Escuela a la que acudir y, sobre todo, con la que contar, nos da seguridad y ésta alimenta nuestra resiliencia. Fonredes en tercer lugar. Sin la financiación y confianza económica inicial tampoco habríamos podido instalarnos en nuestro taller actual. También, formar parte de un Fondo para el Desarrollo de Redes de Economía Social y Solidaria nos permite conocer otros proyectos similares y aprender de otras experiencias de emprendimiento social, creemos en el trabajo en red como palanca de cambio hacia una economía más justa y sostenible.
¿Cómo definirías la esencia de Triángulo Textil?
Es una pregunta difícil de responder. Acabamos de cumplir un año desde nuestra constitución, aún tenemos muchos aspectos que trabajar antes de poder destilar una esencia. Por el momento somos un grupo de mujeres empeñadas en recuperar una industria de confección local que genere salarios dignos y ofrezca formación continua a las profesionales de la confección.
¿Qué es aquello que os hace especial o diferentes de otras formas de producción textil?
En relación a nuestra propuesta de valor, nuestra diferencia es la especialización: confeccionamos moda femenina y nos adaptamos a producciones en pequeñas cantidades para pequeñas marcas de moda local. Esto no nos hace diferentes de otros talleres con la misma especialización, no somos las únicas. Aún así, somos pocas aunque soy optimista: la producción km 0 forma parte de la Agenda Europea 2030, la demanda crece, la confección local vuelve a ser necesitada.
Si pensamos en formas de producción textil en general, lo cierto es que los procesos de confección textil son muy similares de unos talleres a otros. El método generalmente utilizado para el desarrollo de la producción es el método de tiempos y este lo aplican desde talleres con grandes volúmenes de confección- grandes superficies con grandes plantillas de empleadas- hasta los pequeños talleres como el nuestro. El modelo de taller cooperativo ya existía, en nuestra comunidad había un gran tejido de cooperativas textiles. Nosotras intentamos rescatar los conocimientos que aún quedan para actualizarlos a las necesidades actuales. Lástima que queden pocas referencias, todo sería más fácil si contásemos con modelos de éxito anteriores.
La experiencia a lo largo de este primer año de funcionamiento, nos dice que sí hay un aspecto que debemos potenciar los talleres locales frente a los extranjeros: la cercanía. Mantener una actitud pro-activa de cara a fortalecer lazos y compromiso con el cliente favorece el crecimiento mutuo. Somos parte de su cadena de valor, adaptarnos y comprometernos con sus necesidades facilita la comprensión mutua y el trabajo en equipo, al fin y al cabo es una relación de mutua dependencia.
¿Cómo es un proceso de confección en vuestro taller?
El proceso se inicia con el contacto -generalmente de una pequeña marca de moda femenina local- solicitando presupuesto para la confección de muestras y posterior producción de su colección. Tras una primera toma de contacto, recibimos fichas técnicas de diseño y/o muestras de confección a partir de las cuales realizamos el presupuesto solicitado. Una vez aprobado el presupuesto, el cliente debe entregar todos los materiales necesarios para corte, en su caso, y/o confección. Tras la entrada de materiales en el taller, planificamos la producción, damos fechas al cliente e iniciamos confección, control de calidad, planchado y embolsado. Entregamos las prendas listas para su venta, en perchas y bolsas previamente entregadas por el cliente.
¿Cómo refleja las producciones vuestro territorio?
Trabajamos para diseñadores locales, fabricamos los diseños que generan los creadores locales. Las prendas y diseños que confeccionamos son fruto de la creatividad local.
¿Por qué y para qué tener un consumo consciente o responsable? ¿Cómo es de importante?
En relación al sector textil, cambiar nuestros hábitos de consumo ya no es una cuestión importante, es una cuestión necesaria.
Si pensamos en la salud de nuestro planeta y por ende en la de la propia humanidad, debemos contener el ritmo de generación de basura textil consumiendo menos y de mejor calidad. Según el informe “Por una defensa de la moda circular” de la Federación Europea de Empresas Sostenibles, el 73% de los materiales utilizados en la generación de moda son incinerados y/o se envían a vertederos y menos del 1% de estos materiales se recicla. Según datos del banco mundial -Informe Una nueva economía textil– los ciudadanos de los países occidentales solo nos ponemos una prenda de 7 a 10 veces antes de desecharla (*). Es un modelo que solo favorece el enriquecimiento de las marcas de producción de moda rápida, el resto del planeta lo sufrimos: vestimos peor, con materiales de peor calidad, generados con productos contaminantes y perjudiciales para la salud, ropa confeccionada en países con mínima legislación laboral que facilitan situaciones de esclavitud, prendas que tan solo usamos como máximo 10 días y que generan toneladas de basura de productos de difícil reciclado. Es un sinsentido! Las prendas producidas por el modelo de moda rápida son malas y desde luego nada baratas.
¿Qué os inspira a la hora de trabajar?
El oficio con todas sus exigencias.
¿Qué impacto social tiene Triángulo Textil?
Triángulo ha sacado de la economía sumergida a 3 de sus 5 socias y está ayudando a regularizar la situación laboral en España de otras dos compañeras inmigrantes contratadas. Actualmente realizan prácticas laborales 3 alumnas de ultimo curso de F.P. del Instituto Pablo Picasso Sevilla, son el futuro de la profesión.
Por el momento no me atrevería a valorar el impacto social del proyecto, aún no podemos sacar pecho en cuanto al salario que percibimos pero cada mes mejoramos y la mejora se refleja en nuestra nómina lo que nos indica que estamos en el camino correcto.
Pienso que conseguir impactos sociales relevantes requiere de tiempo. Triángulo está en sus orígenes aún debe desarrollarse y consolidarse. Solo entonces se podrá analizar si hemos conseguido tener impacto real. El tiempo lo dirá.
¿Qué consejos daríais a otras personas que quieran emprender un proyecto transformador como el vuestro?
Precisamente hace muy pocos días llegó a mi móvil, no recuerdo bien la fuente, un extracto del pensamiento de San Francisco de Asís:
“comienza haciendo lo necesario, después haz lo posible y, cuando te quieras dar cuenta, estarás haciendo lo imposible”.
Me pareció un consejo de lo más inspirador para cualquier emprendedor social. Según yo lo veo para hacer lo necesario es esencial estar bien informada y formada, conocer bien la situación -manteniendo la mente abierta al aprendizaje continuo- y buscar buenas alianzas. Ese equipaje te permite, una vez que emprendes el camino, hacer lo posible. Ese es el momento en el que nosotras nos encontramos: haciendo lo posible.
¿Cuáles son los desafíos y las perspectivas de futuro?
A corto plazo, mejorar nuestros procesos, consolidar una cartera de clientes estables que nos permita llegar al punto de equilibrio que garantice 14 pagas anuales y el disfrute de vacaciones.
A medio plazo debemos crecer lo suficiente para que la actividad genere fondos de protección y formación para las socias. Nuestro convenio laboral establece sueldos bajos, somos autónomas y con los salarios del convenio ya nos resulta complicado llegar a la base de cotización mínima, esto nos dejará pensiones precarias. Además, debemos mantener nuestros conocimientos actualizados, la formación continua es una exigencia para garantizar nuestra sostenibilidad.
El futuro queda lejos y está en manos de las jóvenes estudiantes de F.P. La idea es que ellas sí tengan modelos de referencia a los que unirse y/o en los que basarse para crear nuevos, con distintas especializaciones, y así recuperar un tejido industrial que cubra todas las necesidades de confección locales.
(*) datos extraídos del blog de Aclima: https://aclima.eus/la-recogida-selectiva-de-residuos-textiles-sera-obligatoria-antes-del-2025-cambios-necesarios-para-adaptarse/
Emprendimiento Colectivo ha publicado esta entrevista con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons.