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El autor habla sobre modelos organizacionales o de gestión que abordan la totalidad de la cooperativa, tienen una mirada integral sobre ella que engloba desde su centro mayor de poder, la asamblea, depositaria del gobierno, pasando por el nivel coordinador o gerencial, hasta sus unidades operativas básicas.  

La gestión cooperativa es la sinergia de los procesos que el Gobierno Cooperativo pone en marcha para hacer que las estrategias se realicen- Es consecuencia de ellas y retroalimentación reciproca se transforman para garantizar los objetivos trazados. Puede afirmarse, además, que es un proceso continuo que se proyecta desde la estera estratégica a lo operativo por delegaciones continuas en unidades de ejecución ajustadas a los objetivos. 

La gestión trabaja sobre un horizonte de corto y mediano plazo. El comportamiento de los actores en la sinergia: Gobierno – Estrategia – Delegaciones – Operatividad sobre la cadena de valor de la cooperativa, proporciona las bases para establecer los modelos de gestión susceptibles de ser desarrollados por una cooperativa. 

Si se pretende analizar la cooperativa como una totalidad, sería un error hablar de modelos gerenciales ya que la gerencia es apenas el proceso de ella responsable de coordinar lo operativo, de coordinar la empresa cooperativa si consideramos la definición de cooperativa de la Alianza Cooperativa Internacional. Apropiado sería hablar de modelos organizacionales o de gestión pues estos abordan la totalidad de la cooperativa, tienen una mirada integral sobre ella que abarca desde su centro mayor de poder, la asamblea, depositaria del gobierno, pasando por el nivel coordinador o gerencial, hasta sus unidades operativas básicas.  

En el mundo cooperativo, coloquialmente se habla de dos modelos de gestión con rasgos extremos. 

01.- Modelo de servicio” o de “servicio civil”. 

Este se asimila al burocrático muy bien descrito por Weber y bien conocido en el mundo de la Teoría Administrativa: centralizado, jerarquizado, con unidades operativas “alineadas desde arriba”, y áreas de actividad establecidas sobre la división taylorista del trabajo. Es el observable en las cooperativas de grandes dimensiones, particularmente de ahorro y crédito, consumo y seguros. El calificativo “de servicio” se le asigna porque proporciona a la cooperativa una imagen de prestadora de servicios  

Por lo señalado, quien suscribe prefiere calificar este modelo como “burocrático cooperativo paradójico” porque teniendo sus asociados la propiedad y el poder para desarrollar procesos participativos y hasta autogestionarios, quienes dirigen tratan a los asociados como clientes, olvidan la participación y el trabajo en equipo y numerosas veces asumen cacicazgos que por isomorfismo organizacional tienden a adoptar los parámetros de las empresas de capital. 

02.- El “modelo colectivo” o autogestionario. 

El término autogestión se ha convertido en comodín para explicar actividades y procesos que numerosas veces no tienen relación con su esencia. Ya en 1977, Yvon Bourdet, profesor de la Escuela de Altos Estudios de Ciencias Sociales de París, advertía acerca de su indiscriminado tanto para referirse a planteamientos acerca de un socialismo posible con referencias a la Yugoslavia de Tito y a la Argelia post-francesa, hasta a grupos que limpien la celda de una cárcel, conduzca un comedor, o confundirla con autofinanciamiento. Ese uso indiscriminado ha influido en el logro de un concepto universal. 

ORGANIGRAMA DE UNA COOPERATIVA AUTOGESTIONARIA (VISTA CENITAL) 

Sobre autogestión se consiguen definiciones sencillas como la de Albert: “influencia en la toma de decisiones proporcional al impacto que esas decisiones tienen sobre uno”. Otros la entienden como el proceso democrático en el cual los interesados en resolver un problema toman decisiones en asambleas o instancias colectivas a razón de una persona un voto.  

Para quien suscribe autogestión es: “Proceso máximo de democracia centrada en las personas y el trabajo en una organización, comunidad, región o país en el que las decisiones se toman sobre el principio de una persona un voto y todo participante posee iguales oportunidades de acción y ocupación de cargos”. 

En las cooperativas autogestionarias se debe cumplir la máxima: “todos somos importantes pero ninguno imprescindible”. Dos elementos claves que la confirman son: 1.- el ingreso y el retiro voluntario de la cooperativa; y 2.- la rotación permanente entre lo estratégico, la coordinación y lo operativo: rotación vertical con ruptura de niveles jerárquicos, cruzada matricialmente con la rotación en las actividades operativas con ruptura de tabiques divisorios del trabajo. Esta modalidad se observa en los kibbutzim y en la venezolana Cecosesola, ganadora del Premio Nobel Alternativo 2022: “Por establecer un modelo económico equitativo y cooperativo como alternativa sólida a las economías basadas en el lucro”.  

El carácter de la autogestión variará según el ámbito en el cual la cooperativa actúe; jamás sería igual en una organización que en una comunidad o país. Del nivel y ámbito de aplicación dependerán los términos: micro-autogestión o autogestión si se desarrolla en una organización, autogestión local en una localidad o región, y autogestión plena si se trata de un país. Para algunos autores y actores, incluyendo al autor de estas líneas, el nivel ideal es el de un país. Es en este nivel donde ella pudiera adquirir condición de real transformación, revolucionaria si se quiere.  

Es con este modelo que se visualiza con mayor nitidez la propiedad colectiva de la cooperativa. Con él se busca la horizontalidad o disminución de jerarquías, se pretende que la totalidad de los asociados participe y decida en lo estratégico y lo operativo en igualdad de condiciones y oportunidades llevando a cero la distancia entre dirigentes y dirigidos y, como consecuencia de esa igualdad en el trabajo, los anticipos societarios y la distribución de excedentes sería similar para todos.  

Aplicar este modelo obliga a innovadoras estrategias en lo humano y cultural interno. También hacia el sector de actividades, intentando generalizarlo mediante la intercooperación y la integración con cooperativas y otras Organizaciones de Economía Social (OES), el Estado y hasta organizaciones de capital, siempre con la debida exigencia de respeto a su autonomía 

Algunos opinan que solo es apropiado para cooperativas pequeñas argumentando dificultades para la comunicación y la participación. Con los avances de las TIC y otros sistemas masivos de información, esas dificultades se superan. Desde antes del coronavirus, gracias a estos mecanismos, se conocían cooperativas que celebraban asambleas con estas herramientas. 

03.- Modelos intermedios 

Entre ambos modelos se ubican otros intermedios según los rasgos de uno u otro, pudiendo poseer, por ejemplo, mayor o menor centralización del poder, de propiedad, jerarquías, divisiones del trabajo, sentido de pertenencia, fluidez comunicacional, y participación, entre otros aspectos, que pudiesen identificarse con modalidades participativas intermedias como la confluencia, la codecisión, la cogestión total o parcial u otras.  

Emprendimiento Colectivo ha publicado este artículo con el permiso de su autor mediante una licencia de Creative Commons.

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