En la última edición organizada de la Academia del Emprendimiento, celebrada el pasado 14 de junio en la Escuela de Economía Social (Osuna), Amalio Rey participó en uno de los talleres dirigido a las organizaciones de economía social y solidaria, en la que trató sobre la necesidad de diseñar los procesos de participación y la aplicación de algunos «principios de diseño» para mejorar el resultado de la inteligencia colectiva.
Con motivo de su visita, pudimos realizarle una entrevista que reproducimos aquí.
Para comenzar, ¿de qué manera el buen diseño de la participación es determinante para la economía social?
Bueno, economía social en esencia es participación, con lo cual ya la participación es un elemento esencial para que la economía social pueda prosperar, y el diseño es importante para la participación. Esa es la conexión.
Una participación si quieres que sea desde lógicas de inteligencia colectiva, como me gusta decir que sea efectiva, afectiva y legítima, es esencial que se definan pautas de interacción que tengan en cuenta esos 3 elementos, el que el proceso sea eficiente, que sea eficaz, que se construya un camino emocionalmente saludable y positivo, que cree espacios de confianza y que por último, el resultado sea apoyado por la gente, de manera que consideren que el resultado lo representa, y para mí son ADN, son atributos que conectan perfectamente con la cultura de la economía social.
¿Bien, cuáles son los obstáculos?
A ver, para que la participación mejore en calidad tenemos que invertir esfuerzos en la cultura participativa, en las personas que estudian la actitud con C, que la gente se dé cuenta que debe participar porque es importante, porque si no participan pues lo hacen otros.
También entender que a participar se aprende participando, es un entrenamiento del músculo participativo, que me parece muy importante Y entonces, dentro de los obstáculos que hay es que culturalmente las instituciones esto no lo abrazan como debe ser y aquellos que lo hacen da la impresión de que no creen de verdad en lo que están haciendo. Hay muchos ejercicios que son un poco retóricos, que no hacen pensar que lo hacen más como un mal necesario que como una oportunidad, yo sí que creo que hay grandes oportunidades en hacer esto que se está fallando. Y tampoco hay suficiente experiencia, estamos todavía empezando y creo que la experiencia va a ayudar a que haya un entorno de confianza donde la gente crea en esto y haya una experiencia en el diseño, que en eso estamos trabajando mucho, desde el diseño a la participación para que mejorar los procesos y a medida que los procesos salgan bien, porque estén bien diseñados, la gente va a querer participar más.
¿Cómo pasar de la retórica de la participación a una práctica efectiva y afectiva?
Sí, antes había hablado precisamente de la retórica de la participación. Yo creo que este es un top down y Whatsapp, o sea desde arriba abajo hay un liderazgo que todavía no cree para nada en esto.
Yo creo que vamos a avanzar con el recambio generacional del liderazgo, creo que las nuevas generaciones empiezan a creer un poquito más en esto. No sé si soy, estoy siendo demasiado optimista, pero creo que esto es así. Va a haber un recambio y eso va a crear mejores condiciones.
Hay que dar mucha información, mucha capacitación. Creo que en el liderazgo hay que empezar a introducir seriamente la dimensión de las habilidades participativas en los equipos directivos que se eligen, que sea una condición dentro del proceso de selección, que haya personas que tengan una cultura más abierta a esto, y además, de abajo a arriba tenemos que educar, tenemos que formar, tenemos que demostrar que este proceso conduce a resultados que son positivos, que son efectivos, y esa combinación de líderes de equipo, de directivos que cree más en esto, y de ciudadanía o participantes que cree más en esto, eso activa, un ciclo virtuoso, el sentido de que eso poco a poco, va a ir arrancando, pero hay que entender que hay que hay que tener paciencia, que no se puede aspirar a cambiar del día a la noche, que aquí hay que ir construyendo, sembrando, construyendo, sembrando… Esto no, esto no va a ir rápido, va a ir lento porque es un cambio de paradigma. Es cómo entendemos la sociedad y cómo entendemos las organizaciones.
¿Cómo podemos visibilizar las bondades de la inteligencia colectiva para incentivar y motivar a que se confíe en ella y se practique?
Sí, la inteligencia colectiva, De hecho, es la portada de mi libro, que hay unas gafas y una de las ideas que transmite es que si no la ves no la puedes mejorar. Una de las tareas que yo me he planteado, como persona que aboga por la importancia de esto, es ayudar a que la gente se ponga esas gafas y consiga ver que hay unos hilos invisibles que están que interconectan. Que hay una interdependencia que hay que entender que se produce incluso cuando no conseguimos verla, cuando no conseguimos percibirla. Entonces lo primero es verla, hay que empezar a visibilizar ejemplos de incidencia colectiva en positivo.
Yo en mi charla insisto mucho que hay una tendencia a comprar el chiste fácil de que las masas son estúpidas, y yo quiero insistir que hay un montón de ejemplos en positivo, de inteligencia colectiva que hay que rescatar, que hay que documentar y hay que poner en valor, eso me parece fundamental y no es un discurso de friki de la participación, que intentando vender, en el libro mío en el capítulo 8 hay más de 200 ejemplos exitosos de aplicar la inteligencia colectiva en procesos. Hay que poner esos ejemplos, hay que contarlos, pero yo creo que el mayor ejemplo posible es el que el se vive cuando se experimenta. Tenemos que practicar procesos de este tipo, experimentarlos y a medida que vayan saliendo bien se va a ir creyendo más en ellos.
¿Cómo se relacionarán las nuevas tecnologías de la inteligencia colectiva en el futuro?
Esto me lo preguntan cada vez más. La inteligencia artificial es inteligencia colectiva extraída. Todo, todo el machine Learning, todo el aprendizaje automático que consiguen las máquinas lo consiguen con el conocimiento que colectivamente estamos nutriendo esas máquinas.
¿Qué? ¿Qué está pasando aquí? Estamos haciendo máquinas cada vez más inteligentes, pero no solo las máquinas, sino también estamos haciendo más inteligentes a los propietarios de las máquinas. Las máquinas no son cacharros ahí que no tienen propietarios. Esas máquinas tienen propietario. Quiere decir que sus dueños están siendo cada vez más inteligentes y se está reforzando esa asimetría.
Es verdad que parte de esa inteligencia artificial se nos devuelve y nosotros podemos experimentar con ella. Hay un proceso de democratización de la creatividad, eso es cierto, hay que reconocerlo, pero yo creo que sigue habiendo una simetría muy fuerte, de tal manera que lo que hay que hacer es que a medida que la inteligencia artificial se haga más, se haga más potente, nosotros tenemos que ir cultivando el discernimiento, entender para qué funciona y para qué no, necesitamos más asertividad tecnológica, tenemos que ser más asertivos tecnológicamente. Es decir, esto sí vale, esto no vale, tenemos que pasarlo por el filtro de la ética y sobre todo, que el inteligencia colectiva se convierte en una herramienta de fiscalización de la inteligencia artificial
La inteligencia artificial nos está dando algo, nos devuelve algo de la extracción de la inteligencia colectiva, pero la Inteligencia colectiva está teniendo poca participación en cómo verificamos si la inteligencia artificial va por el camino. Entonces hay que articular mecanismos de inteligencia colectiva que verifiquen y validen y que disciernan por donde debe ir la inteligencia artificial.
Para terminar la entrevista, ¿Cómo crees que en las organizaciones podemos ganar tiempo para implementar procesos de inteligencia colectiva exitoso?
Pues yo creo que en primer lugar invertir en cultura, invertir en procesos por parte de esto, lo he contado antes, para mí un tema importante es que los procesos de inteligencia colectiva, los procesos participativos hay que reconocer que también tienen unos costes elevados, son procesos más lentos, más laboriosos. Por lo tanto, no se puede aspirar a que todo se haga de manera participativa. De hecho, yo defiendo que hay actividades de decisiones que funcionan mejor en grupos pequeños gente que sabe mucho del tema. Entonces hay que saber elegir los retos. Mi recomendación siempre es tener mucho cuidado en no abrir demasiados frentes a la vez, elegir 1, 2, 3 retos que estratégicamente necesiten la de lo colectivo, centrar los esfuerzos en esos retos, sobre todo retos que se puedan trabajar de manera más lenta, porque los proceso participativos son más lentos que los jerárquicos y a medida que esos poquitos proyectos van saliendo bien nos vamos a ir entusiasmando y entonces vamos a ir ensanchando la explotación a nuevos proyectos, es el Consejo que yo suelo dar.
Emprendimiento Colectivo ha publicado esta entrevista con el permiso del entrevistado mediante una licencia de Creative Commons.