En el programa FIDES EMPRENDE entrenamos a los equipos de emprendedores para adaptarse continuamente a los cambios repentinos e imprevisibles de su entorno, considerando la resiliencia una competencia crítica para que los proyectos tengan éxito de forma sostenida en el tiempo.
La resiliencia se puede definir como:
“la capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos” (RAE)»
(Real Academia Española RAE, http://www.rae.es/)
o como
“la capacidad de un sistema para absorber una perturbación y mantener su funcionamiento y su estructura básicos”
(Walker, B. Salt, D. (2006) Resilience Thinking, Washington D.C.Island Press.)
La capacidad de planificar y ejecutar un plan es primordial, pero en un entorno de cambios imprevisibles y constantes, la capacidad de cambiar de plan ágilmente y en medio de la ejecución es decisiva.
Os proponemos un interesante ejemplo citado en el libro Team of Teams del general Stanley McChrystal.
“En los últimos días de enero de 1953, una terrible tempestad en el Mar del Norte coincidió con la luna llena, causando una subida excepcional del nivel del mar y provocando la inundación del área suroeste de los Países Bajos. El mar destrozó los diques de protección e invadió la provincia de Zeeland (“Tierras del mar” en holandés, precisamente).
La inundación barrió casas, escuelas, hospitales, cobrándose más de 1.800 vidas. Para una comunidad próspera, bien organizada y planificadora como la Holandesa fue una tragedia y una conmoción.
Después de la tragedia, el gobierno holandés respondió con la estrategia de “nunca más”: construirían el sistema de diques de protección más fuerte, resistente y extenso que el mundo hubiera jamás conocido.
Los trabajos del DELTA, completados en 1997, constituyen un mega-proyecto que une represas, barreras contra las aluviones y esclusas en un gigantesco sistema de protección de la costa. El proyecto es considerado uno de las 7 maravillas de la ingeniería moderna. Si hubiese estado construido en 1953, hubiera efectivamente protegido el territorio de la inundación desde el Mar del Norte.
Sin embargo, una robusta protección en contra de una amenaza conocida no es siempre suficiente. En un entorno complejo las amenazas pueden venir de muchos lugares diferentes e inesperados.
En 1993 y en 1995, el deshielo en los Alpes coincidió con las fuertes lluvias en los valles y el río Rhin aumentó su cauce en la cuenca que corre desde Suiza hasta los Países Bajos, causando varios desbordes. El agua eludió todas las barreras de protección, que estaban dispuestas en el sentido opuesto… esta vez la amenaza llegaba por la espalda.
Afortunadamente estos eventos no fueron tan catastróficos como en 1953, sin embargo las inundaciones provocaron la evacuación de 250.000 personas y centenares de millones de euros de daños. Las obras de contención y protección de los ríos fueron en parte responsables de esta situación, ya que habían estrechado los canales de los ríos, forzando al agua a correr más rápido y haciendo crecer más alto su nivel.
Esta vez, las autoridades holandesas, tomaron un enfoque completamente diferente.
Espacio para el río, el nuevo plan de gestión de las aguas para la región, abandonó el tradicional enfoque de control y comando de la naturaleza para adoptar un enfoque resiliente.
Se crearon nuevas derivaciones y conexiones entre los canales para re-distribuir el agua, se rebajaron los diques, se dejó la tierra alrededor de las represas como terreno inundable, un desahogo seguro para las inevitables desbordaciones de los ríos.
Estas medidas reducirían el alto nivel de las aguas en el Rhin y de otros ríos, incrementando la resiliencia hacia las inundaciones.
Para un territorio que había basado su desarrollo sobre los diques por más de un milenio, se trataba de una verdadera revolución. El nuevo enfoque aceptaba la realidad de que las inundaciones son inevitables, cambiando radicalmente el objetivo: desde querer construir un país a prueba de inundaciones, a querer construir un país resiliente a las inundaciones.”
La perspectiva de la resiliencia enfrenta de una forma diferente los desafíos de la complejidad. Un equipo resiliente asume como un hecho inevitable el tener que enfrentar dificultades imprevistas e imprevisibles. En lugar que erigir sistemas de defensa rígidos y especializados, crea sistemas que sean capaces de absorber los golpes o incluso de aprovecharse de ellos.
Así como los miles de canales de Holanda, los integrantes de un equipo de emprendimiento resiliente adaptan continuamente sus actuaciones y su configuración para responder a los cambios del entorno y a la complejidad de sus interconexiones.
En FIDES EMPRENDE no pretendemos entrenar equipos a prueba de cambios, sino equipos resilientes a los cambios.
¿Queréis aprender a ser un equipo resiliente?
Descubrid cómo en FIDES EMPRENDE.
Imagen del post creada por Attilio Baghino desde Noun Project