Te lo confieso Javi -Javier Moreno, compañero de la Escuela, presidente de FonRedess y coprotagonista de esta historia-: nunca imaginé que la primera edición de la Escuela Andaluza de Activismo Económico me transformaría tanto. Hoy, al mirar atrás, no solo veo un programa que se ha ejecutado con éxito, sino una experiencia profundamente humana, tejida con compromiso, ilusión y una red viva de personas y organizaciones que creen en otra forma de hacer economía… y de hacer mundo.
Desde el primer día, el 7 de marzo, hasta la jornada de clausura el 20 de junio, he sido testigo de cómo 22 jóvenes de toda Andalucía se han sumergido en un proceso de aprendizaje colectivo que ha ido mucho más allá de lo académico. Han compartido dudas, sueños, herramientas y, sobre todo, una convicción: que la Economía Social y Solidaria (ESS) no es solo una alternativa, sino una necesidad urgente.

Pero si algo me ha emocionado especialmente ha sido ver cómo las entidades de la ESS andaluza se han movilizado como una sola red. Diez organizaciones —de sectores tan diversos como la energía, las finanzas éticas, el comercio justo, la educación o la inclusión social— han abierto sus puertas, sus agendas y sus corazones para acompañar a esta generación de activistas económicos.
No ha sido solo colaboración. Ha sido alianza, complicidad, generosidad. Cada entidad ha aportado lo mejor de sí: su experiencia, sus retos, sus valores. Y lo ha hecho con una convicción compartida: que atraer a la juventud al ecosistema de la ESS es una apuesta estratégica para el presente y el futuro.
He visto cómo jóvenes que llegaban con incertidumbre se han convertido en voces críticas, creativas y comprometidas. Cómo han conectado con referentes del territorio, cómo han diseñado acciones de sensibilización, cómo han encontrado en la ESS un espacio donde sus valores encajan, donde su energía es bienvenida.

La metodología “Learning by Doing” no ha sido un eslogan. Ha sido una práctica real. Desde los talleres en Osuna hasta las experiencias en terreno, cada paso ha sido una oportunidad para aprender haciendo, para equivocarse, para crecer.
Hoy, con la primera edición ya cerrada, siento que hemos sembrado algo importante. No solo en quienes participaron, sino en las propias organizaciones, que han fortalecido sus vínculos, han compartido saberes y han renovado su compromiso con el relevo generacional.

La Escuela Andaluza de Activismo Económico ha sido una buena práctica, sí. Pero sobre todo ha sido una experiencia viva, una red que se ha activado para movilizar a la juventud desde la innovación social, desde lo colectivo, desde lo posible.
Gracias a : Fiare Banca Ética, REFAS, Megara Energía, Soms Energía, Ideas Comercio Justo, Pax Patios de la Axerquía, Huerto Alegre, Tear Cooperativa, Traperos de Emaús, Autonomía Sur y a la Escuela de Economía Social.
Y esto, créanme, es solo el comienzo.