Tiempo de lectura: 8 minutos

En el marco de su visita a la Escuela al inicio de una nueva edición de FIDES Emprende, entrevistamos a Carmen María Durán, directora general de Trabajo Autónomo y Economía Social de la Junta de Andalucía. Carmen María Durán lidera desde hace varios meses un ambicioso plan para modernizar, fortalecer y visibilizar este sector clave dentro del tejido empresarial andaluz. Con más de 11.000 entidades activas y alrededor de 200.000 empleos generados, la economía social andaluza representa una herramienta crucial no solo para la creación de empleo de calidad, sino también para fomentar modelos de emprendimiento colectivo con impacto social.


En un contexto donde el impulso a modelos económicos más sostenibles e inclusivos cobra cada vez más relevancia, la economía social se posiciona como una alternativa sólida para el desarrollo de territorios más equitativos. En Andalucía, este modelo cuenta con una importante trayectoria y un ecosistema consolidado, pero también con nuevos desafíos que requieren visión, estrategia y compromiso institucional.

Durante la entrevista, profundizamos en los avances del Plan PIMESA, los retos de difusión del cooperativismo entre los jóvenes, el papel de las universidades y entidades como la Escuela de Economía Social, entre otras cuestiones. Una conversación clave para entender hacia dónde camina la economía social en nuestra comunidad.


Muy buenas. Es un placer contar hoy con la presencia de Carmen María Durán, directora general de Trabajo Autónomo y Economía Social de la Junta de Andalucía. Para comenzar, nos gustaría saber: ¿Cómo surge la oportunidad de asumir este cargo y cómo valorarías estos primeros meses al frente de la Dirección General?

Pues yo vengo del ámbito del empleo, concretamente del Servicio Andaluz de Empleo, donde trabajé durante seis años. En ese tiempo, surgió la oportunidad de asumir un nuevo reto como directora, y la acepté con mucha ilusión. Soy funcionaria, así que la propuesta me permitió seguir trabajando desde dentro de la Administración, pero desde una posición en la que podía aportar una visión más estratégica.

Conozco bien el funcionamiento interno de la administración pública y nuestra burocracia, por lo que me pareció un proyecto muy interesante. Desde la dirección, tenía la posibilidad de contribuir de forma más directa, especialmente en un área que me apasiona como es la economía social. Es un ámbito que conozco desde hace más de veinte años, cuando participé en un proyecto en el Ayuntamiento, y al que le tengo un especial cariño por su carácter colaborativo y transformador.

La consejera me llamó en agosto para preguntarme si estaría interesada, y la verdad es que no lo dudé. Estos seis meses han sido una etapa de mucho aprendizaje, en la que he podido entender cómo, desde la Administración, podemos colaborar para fortalecer y hacer más fructífero el modelo económico de la economía social en Andalucía.

Estoy seguro de que muchas personas que nos siguen se han hecho esta pregunta, así que aprovecho que te tenemos aquí: ¿Cuáles son las principales funciones de la Dirección General de Trabajo Autónomo y Economía Social?

En nuestra área, uno de los principales enfoques ha sido la difusión de nuestro trabajo. Contamos con un presupuesto que, si bien no es muy amplio en comparación con otras áreas, tratamos de optimizar al máximo para que cada acción tenga el mayor impacto posible.

Una de las iniciativas clave ha sido la puesta en marcha del Plan Estratégico de Impulso y Modernización de la Economía Social (PIMESA). En Andalucía se ha trabajado durante muchos años en este ámbito, pero con este plan hemos podido definir una hoja de ruta clara, con objetivos concretos y sostenibles.

Nuestro trabajo se ha centrado en reforzar y mejorar aquellas líneas que ya eran exitosas en nuestra comunidad. Hemos apostado también por la automatización de procedimientos para facilitar el acceso a ayudas y recursos, tratando de llegar al mayor número posible de personas.

Además, mantenemos una colaboración estrecha con las asociaciones del sector, que son actores fundamentales y puntos de encuentro donde se canalizan las demandas y propuestas. Desde la Administración, trabajamos para apoyar y dar visibilidad a este modelo económico inclusivo y sostenible, promoviendo su implantación y reconocimiento en toda la Junta de Andalucía.

Por supuesto que hablaremos de PIMESA, no puede faltar. Pero antes de entrar en ese tema, me gustaría pedirte un breve análisis de la situación actual de la economía social en Andalucía. ¿Cuál es tu visión al respecto?

Como comentaba anteriormente, actualmente en Andalucía existen alrededor de 11.200 entidades de economía social, que generan cerca de 200.000 puestos de trabajo. Por tanto, podemos decir que la situación es positiva, pero aún queda camino por recorrer. Es un sector con un gran potencial, pero que sigue siendo bastante desconocido para buena parte de la ciudadanía, por lo que necesita una mayor difusión.

Entre los proyectos más recientes que me gustaría destacar están las Cátedras de Economía Social, una de las novedades que hemos impulsado desde la Junta. Se trata de espacios creados en colaboración con universidades andaluzas, que buscan precisamente eso: dar visibilidad a la economía social. Lo interesante es que no están dirigidas únicamente al ámbito universitario; cualquier persona puede participar y conocer más sobre esta forma alternativa de hacer economía y empresa, que aporta beneficios tanto económicos como sociales.

Siempre les digo a los jóvenes que ellos son verdaderos agentes de cambio. Muchos tienen ya en su interior esa inquietud por crear algo diferente, por emprender desde un enfoque colaborativo, como el que ofrece el cooperativismo. Pero esto no es solo cosa de jóvenes.

También hay muchas personas de mediana edad, por ejemplo de 50 años, que se encuentran en una situación de cambio o búsqueda profesional. En estos casos, emprender como trabajador autónomo —que también es una de las áreas que gestionamos— o a través de la economía social puede ser una excelente opción. En Andalucía tenemos un ecosistema muy amplio de apoyo para quienes deciden apostar por este modelo.

Y retomando lo que mencionabas antes, sabemos que desde la Junta de Andalucía se ha impulsado el Plan de Impulso y Modernización de la Economía Social, más conocido como PIMESA. ¿Hasta qué punto consideras necesaria la aprobación de esta iniciativa y qué valoración haces de su desarrollo en estos primeros meses?

PIMESA es un plan que abarca el período 2023-2026, así que el año que viene finalizará su ejecución. Hasta el momento, la valoración es bastante positiva: hemos llevado a cabo aproximadamente un 65% de las actuaciones previstas, aunque todavía nos quedan varias por desarrollar.

Entre las principales líneas de actuación están las ayudas a empresas de inclusión social, el apoyo al asociacionismo y las subvenciones destinadas a la creación de nuevas cooperativas. También estamos trabajando intensamente en la parte de difusión, con iniciativas que nacen desde los centros educativos, pero que no se limitan solo al ámbito escolar. De hecho, muchos proyectos nos llegan desde distintos colectivos, se evalúan, se aprueban y reciben apoyo financiero para que puedan llegar más lejos y tener un mayor impacto.

Una de las líneas estratégicas más importantes —y también una de las que todavía está pendiente de desarrollo— es la relacionada con la contratación pública. Es una asignatura pendiente para la Junta de Andalucía: lograr integrar la economía social dentro de la contratación pública como una herramienta de impulso real. Desde la aprobación de la Ley de Contratos se han dado algunos pasos, pero queda camino por recorrer, y es uno de los retos que tenemos marcados.

El resto de las líneas, como las cátedras de economía social que mencionaba antes, están en marcha y avanzando bien. Estas cátedras son otra vía de difusión clave para dar a conocer y fortalecer el modelo de economía social en Andalucía.

Hay muchos aspectos del desarrollo que son bastante positivos, pero también me gustaría profundizar un poco más en el sector empresarial de la comunidad de Andalucía. ¿Qué aspectos positivos crees que existen y qué puntos consideras que deberían mejorarse?

A nivel empresarial, crear una cooperativa frente a otro tipo de empresa, como una sociedad limitada, tiene ventajas interesantes. Por ejemplo, en el impuesto de sociedades se paga un 20%, es decir, un 5% menos que en otros modelos. También existen beneficios a la hora de darse de alta en el Impuesto de Actividades Económicas.

Además, la aportación inicial no tiene por qué ser elevada. De hecho, siempre digo que hasta con algo tan simbólico como un móvil se puede empezar a montar una cooperativa. Es un modelo bastante accesible en ese sentido.

La principal diferencia —y quizás también la mayor complejidad— es que todo se hace en colaboración. No es como en una sociedad limitada, donde una o dos personas toman las decisiones en función de su aportación. En una cooperativa, todo se decide en conjunto, y eso requiere que el equipo funcione bien y que haya una visión compartida desde el principio.

Pero al mismo tiempo, creo que esa es su mayor riqueza: te hace sentir parte del proyecto, te implica de forma activa y genera un fuerte sentido de pertenencia. Eso sí, es fundamental que el proyecto esté claro desde el inicio y que todos los socios tengan el compromiso de avanzar juntos.

Principalmente, estupendo. Y para no robarte más tiempo, me gustaría hacer hincapié en la Escuela de Economía Social. Sabemos que lleva más de 20 años trabajando en este importante ecosistema. ¿Qué te parece la labor que realiza la escuela y hasta qué punto consideras necesario que exista una institución como esta?

Considero que la labor que realizáis es verdaderamente admirable. Conocía el proyecto de manera teórica desde la dirección, durante los meses que llevo en el cargo, ya que he tenido la oportunidad de analizar los proyectos de difusión, emprendimiento y asesoría que llevan a cabo. Sin embargo, el poder visitar la escuela personalmente, como he hecho hoy durante la presentación, y conocer las 12 cooperativas que apoyarán durante tres meses a través de ocho sesiones, ha sido una experiencia muy enriquecedora. Es un privilegio que la escuela ofrezca este tipo de apoyo y colaboración.

Cuando se emprende, existen recursos administrativos, como Andalucía Emprende, a los que se puede acudir, pero el hecho de que ustedes se acerquen de forma directa a los emprendedores, haciendo este proceso más accesible y cercano, crea un entorno de mayor seguridad. Esto, sin lugar a dudas, contribuye a incrementar las posibilidades de éxito de los proyectos que se inician.

Además, la difusión que realizan es crucial para dar a conocer este modelo. En relación con Iberoamérica, mi conocimiento es limitado, aunque lo he seguido principalmente a través de Internet y de la información que nos han proporcionado. Pepe, su director, me ha comentado sobre los proyectos que se están impulsando para fortalecer esta conexión, lo cual me parece una labor destacable que seguramente llevará este proyecto a un nivel aún mayor. Asimismo, la colaboración que mantienen con la escuela de Mondragón, con Cataluña y con otros actores relevantes refuerza aún más el impacto y alcance de su trabajo.

Le comenté a él que, aunque ya no se limitan exclusivamente a la Escuela de Economía Social Andaluza, su presencia y labor se extienden a otros lugares. Sin embargo, es fundamental que sigan siendo una sede central en Andalucía, y estamos muy satisfechos de poder seguir contando con su apoyo en esta región.

Para finalizar la entrevista y no robarle más tiempo, ya que nos has explicado las funciones y propuestas, ¿Cuáles son los retos y objetivos personales que te planteas como directora para este año?

Mi principal reto es lograr que la economía social llegue a todos los sectores y áreas, especialmente en el ámbito universitario, donde aún falta difusión. A menudo, cuando participamos en cursos, notamos que la asistencia es baja, lo cual refleja que no se conoce lo suficiente sobre el tema.

Aunque el trabajo que se realiza a nivel de la Unión Europea y del Consejo Europeo se menciona con frecuencia, la economía social sigue siendo un concepto desconocido para gran parte de la sociedad. Por eso, es fundamental que trabajemos en su divulgación, en darla a conocer y en lograr que esté presente en todos los sectores de la economía.

La economía social es una parte integral de todos los ámbitos: está en la parte económica, en entidades como cooperativas de arquitectos, ingenieros, abogados, entre otros. Sin embargo, muchas veces no se asocia este modelo con los sectores en los que realmente está presente. De hecho, me ocurrió hace poco, al hablar de las cajas rurales, que mucha gente las conoce, pero no las asocia con cooperativas. Y lo mismo sucede con la escuela de economía social. Siempre se menciona Mondragón, en el País Vasco, pero aquí en Andalucía también existen muchas escuelas de economía social que, sin embargo, no son conocidas.

Creo que es esencial darle mayor visibilidad, porque solo así las personas, y sobre todo los jóvenes, empezarán a considerar esta forma de crear entidades. De lo contrario, la opción más común sigue siendo trabajar como autónomo o en el ámbito asalariado. La economía social es una experiencia muy enriquecedora y, desde la Administración, nuestro objetivo es apoyarla en todo lo que podamos. Sabemos que, si hay poca participación, debemos esforzarnos en difundirla más ampliamente, a través de nuestras redes sociales y en colaboración con vosotros.

Otro de nuestros retos es agilizar los trámites para que las ayudas lleguen lo antes posible. Cuanto antes las reciban los emprendedores, antes podrán comenzar a desarrollar sus proyectos.

Emprendimiento Colectivo ha publicado esta entrevista con el permiso de la entrevistada mediante una licencia de Creative Commons.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Publicaciones Similares