Si hay algo que caracteriza a la Economía Social es su dimensión humana. Una manera de entender el emprendimiento basada en las personas, las mismas que desarrollan la idea de negocio y materializan la propuesta de valor del proyecto. En definitiva, una suerte de interacción social con el propósito de generar recursos y riquezas materiales, sociales y personales en un doble sentido: el negocio y las personas.
Así, la clave del emprendimiento colectivo se fundamenta en la adecuada y efectiva agregación de ideas, recursos y acciones individuales orientadas a un objetivo común: el Proyecto Emprendedor.
Pero este mecanismo de agregación no es suficiente. Sólo cuando los distintos talentos individuales se conviertan en uno solo, el equipo podrá funcionar eficazmente, el desarrollo de los procesos de trabajo será nutritivo para sus miembros, la responsabilidad compartida y los resultados colectivos.
La agregación de los distintos talentos individuales que componen un Equipo de Trabajo, en un proyecto de emprendimiento colectivo de Economía Social, necesariamente pasa por la generación de unas relaciones sanas y fluidas entre sus miembros para el desarrollo de la idea de negocio.
Pero el emprendimiento hoy día es una apuesta, una inversión de talento, energía, tiempo y esfuerzo en un mundo volátil, incierto, complejo y ambiguo. Un contexto que pondrá a prueba las emociones de cada emprendedor y su capacidad de relación y colaboración con los demás. Así, cada integrante del equipo vivirá la experiencia emprendedora de una manera diferente, pero todos compartirán realidad y vicisitudes, y todas esas experiencias determinarán una única respuesta emocional colectiva.
Por todo esto, los niveles de confianza individual y colectiva constituyen los cimientos para el desarrollo del proyecto emprendedor colectivo y el afrontamiento del escenario en el que se desarrolle.
Si no existe confianza, difícilmente podrán abordarse los conflictos (inherentes a cualquier proyecto colectivo) que de manera natural surgirán entre los miembros del equipo. Afrontar los conflictos y las diferencias de una manera sana y efectiva, facilitará el compromiso y la responsabilidad individual con las decisiones y estrategias colectivas, lo que centrará la atención en la consecución de los objetivos comunes, y no distraerá el talento colectivo hacia cuestiones transversales que tienen que ver con lo que somos y la manera en la que nos relacionamos.
El próximo día 26 de octubre, en la Escuela Andaluza de Economía Social, dentro del marco de la 2ª Academia de Emprendimiento, facilitaremos el taller “Gestión de puntos críticos en los Equipos de Trabajo para el Emprendimiento Colectivo”, con el objetivo de localizar los puntos críticos que amenazan la estructura de un equipo de trabajo, conocer los principios para su gestión y facilitar las relaciones para la consecución de los objetivos colectivos.
Así, considerando la dimensión humana y social de este tipo de emprendimiento, entendemos que sólo cuando un equipo se conoce puede gestionarse, sólo cuando un equipo puede gestionarse puede emitir respuestas efectivas, en su entorno, para su entorno, adaptándose a las vicisitudes con agilidad y orientado a sus resultados y objetivos.